Por Víctor Andrés Gómez Rodríguez
“La democracia en abstracto existe sólo
en los delirios de algún intelectual idiota y en las mentiras
propagandísticas.”
Iñaki Gil de San Vicente.
Existe una
interacción ineludible entre democracia y poder. Si el poder lo tiene la
mayoría(s) es de discernir que el nivel de empoderamiento de esa mayoría(s), de
la distribución equitativa de poder, es coherente con la justicia social. Si el
poder es secuestrado por una clase o casta burocrática por sobre esa
mayoría(s), entonces el poder está enfermo de gangrena. No es posible la
sustentabilidad socialista desde un poder que no esté distribuido
equitativamente entre la mayoría(s); porque no existe democracia en abstracto.
Mientras
concurra vestigio de “representatividad” burguesa dentro de esa interacción
entre democracia y poder, aun cuando la sociedad esté experimentando un giro
radical de la reproducción anticapitalista, no existe democracia efectiva. No
hay dos o varias formas de manifestarse la democracia. Tenemos democracia, o no
la tenemos; si vamos camino de ella aún no la tenemos. Incluso, si el porciento
de democracia, es decir, el tramo que nos resta hasta allí es más corto que en
otras sociedades; aún no la tenemos.
La democracia
es una relación que se reproduce en la sociedad en la medida en que sea
efectiva. Si en el parlamento la ultraderecha provoca trifulcas, y su
representación convoca a tumbar al gobierno revolucionario bolivariano y
chavista, por la vía inconstitucional, violenta; entonces esa ultraderecha no
respeta a la democracia ni al poder popular expresado en la decisión de la
mayoría(s). Esa ultraderecha está haciendo un strip tease contra el
pueblo, changando a la democracia efectiva; pronuncia a la ciudadanía
desde perspectiva neoliberal y excluyente, va a por el restablecimiento de la
producción ampliada de plusvalía parasitaria de la propiedad privada. Por el
regreso de los días “felices” del puntofijismo donde la “democracia
representativa” definía, sólo, a sus intereses inconfesables.
Aún
habrá dificultades para que las mayorías comprendan en toda la línea no
solamente el derecho a la ciudadanía en democracia, es decir, al empoderamiento
con equidad que a su vez es un deber y una responsabilidad de las más altas.
Cuando
con gorra o sin gorra chavista puesta, la corrupción se expresa o intenta
manifestarse en la res-pública pisoteando todo vestigio de legalidad está
pisoteando la hegemonía (cultura) de la democracia que nos empodera.
No hacerle la batalla en toda la línea,
comprar el jaboncito o los alimentos antes de no sólo denunciarla con energía, también
exigir que los poderes por nosotros elegidos y a controlar (por nosotros) no la
desguacen ipso facto; si nos concentramos en los “tres minutos de roña”
y después dejamos que esa ola llegue hasta la costa, estamos erosionando
sensiblemente a nuestro propio empoderamiento; abriéndole un huraco a la
democracia efectiva a favor del poder de la ultraderecha; que ahora mismo no
está en el poder. No hay posibilidades para la decencia, nos
recuerda Fernando Martínez Heredia; o asumimos la hegemonía de nuestro poder
popular o regresamos a la cola de los parados del mundo burgués; si quedamos
vivos.
Cuando Maduro nos increpa a participar
directamente en la guerra contra la democracia; o nosotros no le exigimos que
nos increpe y se increpe a sí mismo, y al resto de la dirigencia bolivariana y
chavista en pos de una transición socialista sustentable, estamos tocando las
claves en la banda militar de la expansión imperialista.
Es imprescindible escarbar en la
sociedad hasta encontrar el más leve rastro de corrupción, malversación,
estafa. Su expansión, en tanto herramienta subversiva de desestabilización
social y política, es utilizada por esa ultraderecha ante la incapacidad de
apelar a otras vías; y como la sociedad capitalista desde la hegemonía del
modelo angloestadounidense de “libertad en la desigualdad” ha desarrollado con
delectación de artífice la corrupción como un modo de relación social que se
reproduzca a todos los niveles en pos de garantizarse su acopio parasitario de
capital, sabe que mientras tenga la propiedad del “grifo” en la economía puede
forzar al poder revolucionario hasta intentar volarle los fusibles.
Una fajazón en el parlamento, una
arrechera en la esquina para que pongamos los muertos; una escondedera de
comida por aquí, otra subidita de precio por allá; acusaciones falsas, poses de
víctimas –ideal para los perdedores-, argumentando que el poder de la
mayoría(s) la tiene cogida con ellos. La incentivación a mantenernos burros, lo
suficientemente ignorantes como para que un descarado con gorra chavista
intente vendernos –cash-, el acceso a los servicios de las
Misiones.
Las polémicas inútiles, desgastantes,
entre nosotros “que si son garzas, o si son pingüinos”, mientras ellos mueven
el piso debajo de nuestros pies. Y la vigilancia de los servicios
angloestadounidenses que se valen del relajo que esa ultraderecha, que los
adora, arma para réquetevigilarnos mejor a la espera del momento en que “la
estén peinando” para mandarnos un misilazo.
Así de “sencilla”, más o menos, están
las cosas. Nada de democracia efectiva, popular empoderada; para eso está su
poder. Kerry anda dando vueltas por América del Sur, no de parte de Obama, sino
enviado por la ultraderecha yanqui (bipartidista) a ver cómo puede aflojar la
integración latinoamericana materializada por Chávez. Hay que recordar que el
imperialismo no tiene memoria histórica.
Es imprescindible escarbar en la
sociedad; históricamente nos hemos acostado a dormir y al día siguiente
despertamos en medio de una ocupación militar.
Y todo empieza con la escondedera del
jabón, el arroz, la pasta de dientes y la harina. Es imprescindible expropiar lo
que queda del “grifo” económico de la ultraderecha, hacia la propiedad popular
sobre los medios indispensables de producción y servicios. Hacer coherentemente
revolucionaria a la interacción entre democracia y poder. Reiteramos es un lío
histórico. ¿De dónde salieron las maderas preciosas que sirvieron para levantar
el Palacio de la Moncloa y techar al paternalismo idiota y servil del rey
Juanito? ¿Por qué en el norte dicen, que deben rescatar el petróleo venezolano,
que es de ellos de la boca del pozo para arriba? ¿La democracia es de
ellos?
No existe democracia en abstracto.
Tampoco el poder ídem.
Desde el litoral oeste de La Habana
socialista, bolivariana, martiana y chavista.
14/08/2013
Muchas gracias a la guarura....
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