La Guarura Impresa #3

Todo el poder a la calle, o nos dirigimos o nos dirigen


En Uribana según los testimonios de los internos podrían superarse los 200 muertos. ¿Alguien puede justificar en este país la sobrevivencia de la Guardia Nacional, con toda la historia de crimines y corrupción que arrastra?. Esto ha sido un verdadero genocidio injustificable, es la “pranalización de zonas claves del Estado”. Continúan los compañeros presos sin otra razón que la retaliación política. Es el caso de Máximo Fernández “R” dirigente de los Sin Techos. Comienza a notarse la crisis de una transición donde los comportamientos del mando constituido se fragmentan entre intereses contrarios. Hasta la derecha opositora vive el drama, resquebrajada y sin saber ubicarse en esta situación.

Para ellos no hay otra salida entonces, las manos anchas y peludas a decir de Augusto de lo que llaman el poder constituido, debemos reconocer que se están moviendo fino, creando una atmósfera dramática alrededor de dos hechos en curso: el cuerpo enfermo del comandante Chávez y las renovadas intenciones conspirativas que ante el hecho y sus consecuencias desde el punto de vista de la legalidad del mando presidencial, se excitan todos los días entre las oficinas y quintas de la burguesía de contry club. La contraposición entre estas dos situaciones reales, reforzada por la construcción de un discurso de defensa a ultranza de la revolución, les ha servido para tener disciplinada y movilizada a su conveniencia una base chavista en gran parte perdida y desinformada y sin ningún horizonte claro en esta etapa.

Una dolorosa circunstancia le ha permitido a toda una dirigencia mas que cuestionada soportarse en la insólita “autodesestima” que viven muchos movimientos populares para tomar la conducción de una situación crítica priorizando la conservación de su estrecha relación que en su mayoría tienen con el clientelismo de gobierno. La importancia que pueda tener en estos momentos claves para nuestra historia dejar que se libere en plena autonomía el coquito transformador sembrado entre los tejidos de organización popular parece que no se atreve ante la incertidumbre.

Toda esta visión es un visión de límite, palabras de otra política. Gracias a ella, sabemos muy bien donde vamos a poner a apuntar el fusil si se desencadena cualquier violencia contrarevolucionaria de nuevo, pero a la vez nos advertimos a nosotros como juegan con identidades y sentimientos. Documentos dedicados al dolor y el compromiso histórico por parte de movimientos militantes de base, todavía no dicen nada mas allá de los radicalismos genéricos y buenas intenciones de unidad popular, juramentos de lealtad al pueblo y la revolución por parte del mando de gobierno son su manera de guardar consigo las lealtades ganadas por el liderazgo de Chávez, tan pendejos ya no somos. Pero nada sabemos aún si comuneros, campesinos, movimientos obreros e indígenas estarán decididos a aprovechar este momento de doble debilidad del poder constituido (tanto de oposición como de gobierno) para aplastar los fenómenos mas acuciosos de degradación de la vida y reproducción del hambre: la corrupción, el monopolio descarado, los acaparamientos, la condensación -hoy como nunca- de la riqueza en pocas manos. No sabemos si estamos decididos -si tal es la lealtad al pueblo- a que se exija por decir solo algo: que nos den los listados de quienes se volvieron multimillonarios en estas últimas semanas con la devaluación implícita que provocaron en diciembre duplicando el valor del dólar y con ello las fortunas de los propietarios de los invisibles bonos de PDVSA y el BCV. Y así una infinidad de informaciones que desvelan la verdadera sociedad burguesa, corrupta y explotadora en que aún vivimos en pleno proceso transitivo. Igual si hablamos de propiedad de la tierra, concesiones a multinacionales, planes de desarrollo que solo benefician los grandes capitales del continente. Nada hacemos si no logramos como paso fundamental del proceso revolucionaria la socialización y control colectivo de la tierra.

Si “Todos somos Chávez”, muy bien fantástico, entonces seamos ese cuerpo líder y decisivo que ha sido Chávez. Seamos el cuerpo político ahora colectivizado que definitivamente no acepta que lo dirijan desde fuera. Tomemos y fabriquemos escenarios y sujetos de poder, enfrentando el principal enemigo de hoy en día: la burocracia media que ya sea a través del partido o de instancias de dirección medias clausuran la iniciativa revolucionaria que todos los días surgen desde las bases organizadas de nuestro pueblo.

Vamos a una nueva etapa, enriquecidos por una experiencia histórica extraordinaria de organización y participación, pero al mismo tiempo debilitados terriblemente en lo que es el ejercicio concreto del principio fundamental de la autonomía del pueblo en lucha. Por ello apostamos en esta corriente al poder, a la capacidad directiva y autogobernante que podamos tener como clase trabajadora, como comunidades, como sociedad múltiple y compleja. No aceptamos el tráfico de consignas para derrotar por dentro los propósitos libertarios y transformadores con que se inició la rebelión popular hace más de veinte años. Por ello nuestra identidad se las juega todas en el terreno del pueblo en lucha, en resistencia, en creación día a día de nuevos escenarios de poder popular real: proceso complementario entre la constitución de república autogobernante y el acto de la revolución popular. Necesitamos a como de lugar construir el estrato organizativo necesario para ese poder, sin él no vamos a ningún lado. Si estamos en contra de la traición y todos hablan de ello, centrando allí un lenguaje que les permita aceptación frente al nosotros-pueblo-rebelde, entonces no nos traicionemos a nosotros mismos, no nos dejemos dirigir por nada que no sea la voluntad revolucionaria que se ha producido entre nosotros. “Los hombres somos funcionales a la historia que vivimos”, como dice el presidente uruguayo. Seamos funcionales entonces a las misión emancipadora que después de 500 años llegó a su decisión definitiva.

En este número repetimos artículos tan importantes del segundo número entre ellos uno dedicado a la resistencia del pueblo del Kurdistan. Pero al mismo tiempo acompañamos para profundizar el debate la publicación de varios trabajos respecto a la unidad y como la comprendemos en este momento decisivo. Seguimos este intento editorial con el fin de cualificar el campo de otra política y expander la palabra libre y militante.

Consejo Editorial La Guarura

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