jueves, 29 de agosto de 2013

Comentarios al anuncio de Maduro de solicitar una habilitante contra la corrupción. Segunda Parte


“La Democracia Contratista”
Por: Francisco Javier Sierra Corrales
Quizás el desarrollo exponencial de la corrupción que ha vivido la denominada quinta república, aparte de la falta de democracia interna y la ausencia de libertad de crítica y autocrítica, enmarcada dentro de un sistema interno de neo-caudillismo y culto a la personalidad que ha significado el chavismo (Ojo: Que no es lo mismo que “Bolivarianismo-Revolucionario”), específicamente y concretamente después del 15 de agosto del 2004, ya que antes, estamos ante el Chávez útil a la patria, el Chávez necesario para el país (Al igual que Páez antes de Carabobo), el desarrollo exponencial de la corrupción, aparte de lo dicho arriba, ha sido la representatividad inmersa en la “Ley de Contrataciones Públicas”, continuidad de las leyes burguesas de licitaciones, aparte de su representatividad contraria a la constitución, se agrega la elasticidad y excesiva permisividad para contratar obras y servicios y adquirir bienes por parte del estado, principal actor económico del país por ser el más “realudo”, inmerso en la referida ley de contrataciones públicas (Es un Decreto Presidencial producto de habilitantes de abril 2009 y septiembre 2010, en ambas fechas se hicieron sendas reformas parciales). 

Esta excesiva permisividad, aunada a la falta de transparencia y rendición de cuentas, que ya vimos en la primera parte, todo esto derivado del culto a la personalidad y la ausencia total de libertad de crítica y autocrítica, han hecho que en Venezuela insurja una nueva clase burguesa, que medra alrededor del poderoso “papá estado venezolano” tan odiado en el verbo por la burguesía, pero tan chuleado y vivido por ella. Su riqueza se la debe al odiado, “ineficiente, corrupto y burocrático estado”. Lo que implica que estamos ante una burguesía parasitaria, al decir de Theotoño Dos Santos, economista Brasilero,  una “Lumpem burguesía”.
Esta nueva burguesía contratista y fronteriza con el delito (El dólar “permuta”, según Alí Rodríguez), es la denominada boliburguesía, aunque yo difiero de quienes dicen que es una “nueva” clase burguesa, y algunos son tan dogmáticos y poco originales y repetitivos que recitan los libritos de viejos izquierdistas, de la época, en contra de CAP I (1974-1979), entre ellos el más lucido fue Domingo Alberto Rangel, y hablan de una “burguesía emergente”. Yo difiero de esa tesis de “nueva” o “emergente” burguesía, ya que la mayoría de la boliburguesía  (Contratistas o chuleadores de dólares), son burgueses o contratistas de vieja data. Ya lo eran con adecos y copeyanos, quienes cambiaron de pelaje y se pusieron la cachucha colorada.
Esta segunda parte para mejor explicación, como se refiere a un acto de la administración pública como son las contrataciones en sus diversas formas, y su entorno y contorno, en donde entran la privatización de las obras públicas, la ausencia de un presupuesto clásico, los planes de la patria... son meros rosarios de intenciones, pero no son un plan nacional en sentido clásico; lo que conlleva a que los contratos sean asignados, prácticamente “a dedo” y “a ciegas”, sin un plan preconcebido, desde el nivel central, hasta para las pequeñas obras y hasta obritas. De allí el nombre de “democracia contratista”, y sobretodo, lo más grave para el país lo carero y sobreestimación del costo de las obras de los contratistas privados, que por falta del estado tener un aparato propio de obras públicas precisamente producto de la privatización de las contrataciones, prácticamente, por ahí se desangra el presupuesto de la nación, por ahí se desaguan las arcas de la república, por lo carero y especuladores que son los contratistas privados, quienes para todo abultan los precios, aunado a este sobreprecio, el sobreprecio más caro de todos, el de la corrupción (Montos altísimos pero inestimables), hacen que en obras insignificantes se gaste un realero del presupuesto que su costo real seria de hasta cuatro y cinco veces menos.
Dividiremos esta segunda entrega en Cuatro (4) Capítulos, siendo el primero la naturaleza burguesa y la permisividad exagerada de la ley de contrataciones públicas; La Privatización de las Obras o como Volver, e ir Más Allá, de Hacer Pública las Obras Públicas, sería el segundo, el tercero es Un Plan de la Nación de Verdad para Impulsar la Publicidad  de las “Obras Publica” (En sÍ no son obras públicas, son obras del estado asignadas a contratistas privados “amigos”); y el cuarto y último es Por la Creación de un Sistema de Obras Públicas Bolivariano, por supuesto inmerso dentro de un plan de la nación.
I
LA SELECCIÓN DE CONTRATISTAS TANTO EN EL PUNTOFIJISMO COMO ACTUALMENTE, SON DE LA REPRESENTATIVIDAD
En la era del puntofijismo, cuando el alto  gobierno, como los regionales y el municipal, hablaban de procesos de licitación queriéndose desligar de las asignaciones en buena pro de contratistas amigos, afines y financistas de ellos mismo y su partido político, queriendo, no sólo desligarse de esas “asignaciones en buena pro”, sino simular, presumir transparencia, imparcialidad, honestidad, rectitud y sobre todo profesionalismo, alegando que el proceso licitatorio era algo netamente “técnico”, inmediatamente dijimos “algo podrido huele en Dinamarca, y vamos a averiguarlo”, como Sherlock Holmes. Y empezamos a estudiar la ley de licitaciones de la era puntofijista de la cual guardo un ejemplar, por cierto bien subrayado producto de aquella investigación que data de principio de la década de los 90; y llegamos a la conclusión que esa era una ley de la naturaleza demócrata-burguesa, representativa; como es el caso que se elabore un objetivo terminal, es decir una obra, servicio o bien, con todos sus detalles, etapas, montos, etc.; que en aquella época se denominaba “pliego de licitación” y hoy pliego de condiciones y sea sometido a consideración por una comisión de “técnicos” quienes otorgan el contrato o la “buena pro”; este procedimiento, repito, no tiene nada que ver con la democracia directa, con la democracia participativa y protagónica, en la cual en todos esos contratos de interés colectivo, el pueblo debe ser actor, debe ser partícipe.
Que conste que estamos hablando de la ley de licitaciones de la democracia representativa que en un análisis comparativo que le he hecho con su sustituta, la actual ley de contrataciones públicas, esta última resultó ser más permisiva o tener menos controles que aquella, aparte de ser ambas de naturaleza representativa y no participativa. Quizás una de las principales diferencia. Existen otras pero no es el motivo de este articulo, ese análisis lo dejaré para una artículo más técnico-jurídico, que no es este precisamente, una de las principales diferencias, repito, es la exagerada permisividad o discrecionalidad del ente contratante tanto en los montos como en las excepciones para hacer adjudicaciones directas, es decir “a dedo” sin los mecanismos de control, que vuelvo y repito -y repetiré hasta el cansancio- no son de la naturaleza de una democracia participativa y protagónica, en donde en algo tan vital como es el otorgamiento de contratos de montos súper-millonarios y de obras vitales, en la cual debe (¡debería!) estar muy interesado la comunidad y el país; no obstante su otorgamiento obedece, en el mejor de los casos a una clandestina y secreta comisión “técnica”, en donde el pueblo no sabe específicamente y con lujo de detalles, cómo son los pormenores de la obra, servicio o bien a adquirir, los montos y calidad de la obra, y sobre todo, el costo de ella. Eso se decide en un cenáculo; esa actitud no es digna de una democracia participativa y protagónica, sino típica de una democracia burguesa.
Con respecto a los detalles de las obras, para poner el ejemplo de estas, ya que igual es válido para la prestación de un servicio como para la adquisición de bienes, su proyección, sus costos, el tiempo de ejecución y demás detalles y posibles escenarios que en su discurrir puedan devenir, ha de suponerse que un estado serio, como debe ser el bolivariano, debe tener universidades, en donde se tiene el concentrado de lo más avanzado de la ciencia, en específico de la ingeniería en todas sus especialidades; y se le enseña a las nuevas generaciones, que de no tenerlo para eso existen los petrodólares (No para negociarlos criminalmente en un mercado negro), para traer los mejores profesionales y profesores del mundo, además del caudal de conocimiento y archivo experimental que debe tener un estado,. Elementos estos suficientes para dictaminar, por ejemplo si es un ferrocarril de este a oeste del país o es una autopista de Barcelona a Santa Elena de Uairén, en la frontera con Brasil o es la creación de un complejo siderúrgico, o es un área determinada para hacer una zona económica especial agropecuaria. Se debe tener, sigo, el personal técnico suficiente para hacer el proyecto o los planos y los cálculos de sus costos, los materiales que se requieren y el personal, así como su coste, las etapas y los posibles escenarios que se puedan dar en el transcurso de su ejecución; aparte que la obra, debe estar inmersa en un plan de la nación, que no debe ser el denominado plan de la patria que no es un plan en sentido clásico, sino un rosario de intenciones, muchas de ellas muy buenas, pero que no es un plan de la nación en sí. Pero de eso hablaremos más abajo; aparte que un estado socialista, como lo es el estado social de derecho, en contraposición al estado neoliberal, que es el único existente hoy en día.

(El estado de bienestar social murió, lo “mató” el neoliberalismo, la mafia financiero-militar dueña del mundo), y por supuesto contrario a él; debe (¡debería!) ir echando las bases del socialismo. En este caso sería, ir creando las empresas o los nuevos medios de producción con capacidad suficiente para hacer esas mega-obras, esas obras y esas obritas, por ahora, después de catorce (14) años de gobierno bolivariano, por lo menos las obras y las obritas, ya la deberían hacerlas el estado directamente por medio de un personal muy competente ligado a las universidades públicas y a la ciencias de la academia en sus ramos respectivos o empresas del estado o empresas co-gestionadas o autogestionadas y de producción social o colectivas, todas estas opciones de rango constitucional y todas las obras, servicios y bienes, sometidos a un interpelante debate público y su otorgamiento hecho en actos públicos televisados al vivo.
Recalco aquí lo constitucional, porque en la época del puntofijismo, cuando uno alegaba mecanismos de transparencia y participación alternativos a las licitaciones y de participación popular, inmediatamente saltaba un adeco o un copeyano, y le decía a uno “Vas a tener que esperar que el loco del Chávez llegue al poder y entonces hacer tu bendita constituyente y así sí puedes imponer la transparencia y la participación popular”. Y agregaban los desfachatados y envalentonados puntofijistas, “Pero ahora se hace como decimos nosotros que somos democráticos y existe una democracia”; ahora lo más lamentable de todo este drama real, aparte que esos mismos adecos hoy son o han sido los “grandes chavistas”, y han co-gobernado el Estado Bolívar; primero con Rojas Suárez y ahora con Rangel Gómez, hablo con propiedad y con conocimiento de causa por Guayana, pero esto no es lo más lamentable, lo más lamentable y triste, vuelvo, es que se hizo una nueva constitución de corte socialista y anti-neoliberal y se sigue implementado el método anglo-sajón y representativo de la licitación así se llame hoy en día “concurso abierto” o “concurso cerrado”; pero esto es motivado a que en Venezuela por falta de una vanguardia revolucionaria y por el culto a la personalidad, en donde se priorizó la lealtad a esa persona y no a los principios bolivarianos revolucionarios y socialistas inmersos en la constitución, una macolla se apropió del estado venezolano, y hoy, esa macolla es más poder que nunca.
Como conclusión podemos decir a este primer punto, que es menester cambiar la ley de contrataciones públicas que es la misma ley de licitaciones de la democracia romulera, para escoger modalidades, quizás métodos seria una palabra más apropiada, de otorgamiento de contratos de obras, servicios o bienes, más participativos y protagónicos, en donde estén las comunidades y sean públicos, en televisión al vivo y directo, y por supuesto sean producto de un plan de la nación verdadero y no de un rosario de (buenas) intenciones, en donde exista un estudio profesional y serio de costos y las diferentes vicisitudes para su ejecución, que con base en ese estudio conclusivo (proyecto), se otorgaría la buena pro del contrato, en un acto público, repito, televisado y al vivo; pero esto es asunto de letra de ley, que si bien es importante, no es decisivo y de eso sabemos bastante los venezolanos, dado que tenemos una constitución del siglo XXI pero en la práctica, en lo cultural y psicológico, nos seguimos rigiendo por la constitución puntofijista del 1961, aunque nombrando la palabra “socialismo”, “bolivarianismo”, “revolución”, “participación”, etc., hasta en la sopa, pero el cambio de la letra de la ley, no es lo esencial, aunque sí es muy importante, como el desarrollar las fuerzas productivas hacia la comuna y quizás el primer paso que deberíamos hacer hoy en día en esa dirección es volver hacer públicas las obras públicas, ya que el puntofijismo en su última etapa (1983-1999), a pesar de sus orígenes keynesiano o socialdemócrata y socialcristiano, después del “viernes negro” (Febrero 1983), sin cambiar la constitución y sin consultarnos con nadie se “convirtió” en neoliberal privatizó las obras públicas. Corresponde hoy desprivatizarlas, pero ese es el siguiente punto.
II
VOLVER HACER PÚBLICAS LAS OBRAS PÚBLICAS E IR MÁS ALLÁ
El Keynesianismo, el estado de bienestar burgués, el nuevo contrato roosveliano, la socialdemocracia, todas estas denominaciones, aunque cada una de ellas tiene su especificidad, todas tienen algo en común y nacieron juntas en una misma época y por la misma causa; nos referimos al estado nor-atlántico (USA, Canadá y Europa), después del triunfo de la revolución bolchevique que dio origen a la URSS. Para impedir que los obreros abrazaran el comunismo bolchevique del momento, aunado a la crisis capitalista de pos guerra, se creó un sistema, para conservar al capitalismo, pero que implementó una serie de medidas socialistas favorables a los trabajadores y al pueblo pobre en general; por ser su autor el economista Ingles John M. Keynes, se le llamó el keynesianismo pero también se le denomina “estado de bienestar”, “nuevo contrato roosveliano” y la socialdemocracia, aunque tiene otro origen, pero en contraposición al comunismo bolchevique, de donde nace, adoptó este sistema en Europa que fue su área de influencia y ella forma parte de ese tinglado anti-bolchevique, este estado da limosnas a los obreros, al decir del Maestro Joaquín Trincado, esto es caridad, esto es baldón, este es el célebre diezmo, justicia es la ley y la justicia es la comuna de amor y ley, un mundo sin fronteras ni parcelas. Los marxistas denominaron a este estado keynesiano “Capitalismo Monopolista de Estado” porque aunque mantenía el capitalismo, sobretodo al gran capital, al capital monopolista, ya imperialista, pero fortalecía al estado para que este administrara en nombre del gran capital la renta publica y le diera beneficio a los obreros para que no se rebelaran en contra del sistema y adoptaran el comunismo, también el estado se encargaba de aquellas obras publicas que no eran rentables o que implicaban un cuantioso gasto y no generaba ganancia en lo inmediato y ningún capitalista quería hacer, eso lo hacía “papa estado capitalista”, con el dinero de todos y de las riquezas del país, al servicio de los imperialistas, este estado rompe con el capitalismo liberal clásico que era el dejar hacer y dejar pasar, en donde todo quedaba a un supuesto, e inexistente, libre juego de oferta y demanda, todo quedaba a “la mano invisible”, el estado no tenia que meterse en nada; y ese es el merito de Keynes para salvar al capitalismo, un poderoso estado, pero al servicio, por y de los capitalistas grandes, los monopolios, de los imperialistas.
El puntofijismo y eso queda explicito en la constitución del 1961, es un estado Keynesiano, por supuesto adaptado a un país de capitalismo dependiente y sumiso del Imperialismo Yanqui, aparte de eso, desde Gómez, rentista parasitario del petróleo y corrupto, adecos y copeyanos no eran neoliberales, ellos se convierten en fondomonetaristas es a partir de febrero de 1983 con Luis Herrera Campins, al final de su mandato y ratificado y consolidado de allí en adelante hasta su caída formal en 1999 (Psicológicamente sigue imperando); por Lusinchi en 1986, en México, en donde sirvió de esquirol y rompe-huelga a un “club de deudores” que estaban conformando los países Latino-Americanos, con el apoyo de Fidel Castro de Cuba, cuando dijo que el si pagaba la deuda externa porque “La botija estaba full”, aunque después como buen adeco irresponsable y “yo no fui” ante la historia dijo “me engañaron”. Es bueno adicionar, aunque me salgo un poco del tema que ellos se vuelven neoliberales sin hacer una constituyente o reformar la constitución ni siquiera consultarlo con sus bases y mucho menos con el país, de la noche a la mañana les entró el demonio del fondo monetario internacional y el banco mundial y se “convirtieron”.
Debo aclarar que este “estado de bienestar” fue desmantelado por el imperialismo yanqui, sus súbditos y lacayos cuando fue definitivamente controlada y superada el peligro del comunismo soviético en el mundo, aunque la fecha formal de su caída es el desplome del muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989, este ya se veía venir desde finales de los 70 y principio de los 80, una vez vencido el obstáculo de la URSS, el imperialismo se dejó de delicadezas y contemplaciones y mandó para el carajo bien lejos al susodicho “estado de bienestar” y creó un estado de superexplotación y bonapartista (Militarista, fascista), denominado el neoliberalismo, el desplome de la URSS y la teoría del “fin de la historia” contribuyeron amplia y notablemente a desmantelar los remanentes de keynesianismos existente en todo el mundo; Venezuela, por supuesto, jamás y nunca podía ser la excepción.
Todo lo anterior para ahorrarnos detalles en decir que hasta mediados y finales de los 80, la partidocracia puntofijista tenía un parque industrial y de obras y servicios (Tractores, camiones volteos, cuchillas, pay-loder, aplanadores, regadoras de agua y asfalto, etc., etc.), aparte de tener un personal tanto de profesionales como obreros, que hacían no sólo la labor de mantenimiento de la infraestructura del país, soy de una ciudad de provincia y no obstante en el viejo MOP (Ministerio de Obras Publicas, cuyo nombre debería readquirirse) de Caldera I y CAP I, LHC, hasta Lusinchi, de Ciudad Bolívar, uno podía ver filas de volteos de camiones y demás vehículos de obras, construcciones y mantenimiento de infraestructura que se perdía de vista, a pesar de ser un Estado de segunda, en aquella época; todo esos equipos, vehículos y bienes fueron desmantelados criminalmente por el adeco-copeyanismo y su personal despedido; muchos de esos bienes y equipos fueron transferidos a precios de gallina flaca o meramente choreados a “nuevas empresas de obras” de carácter privado que se formaron en la zona y en todo el país. Todo ese desmantelamiento de lesa patria se hizo para privatizar las obras públicas por el discurso falso y estafador del neoliberalismo de que el estado no podía ser empresario ni constructor y había que combatir el gigantismo inútil del estado todopoderoso, burocrático e ineficiente; no hace falta decir que aquí que la humanidad ya conoce y sabe por sufrimiento en carne propia de la falacia de ese discurso neoliberal; precisamente el chavismo (Que hoy en día no traduce “bolivarianismo-revolucionario”), es producto, al igual que los gobiernos denominados “progres” surgidos en Nuestramérica es producto de ese fracaso estruendoso de la teoría neoliberal; estamos hablando de Brasil, Nicaragua, Uruguay,  El Salvador, Argentina, Bolivia y Ecuador.
Como conclusión a este segundo capítulo  de volver a la publicidad de las obras públicas, podemos decir, que aunado a la reforma de la ley de contrataciones públicas, o mejor dicho, para ser más precisos y exactos, su adecuación a la constitución bolivariana de 1999; el estado debe volver a ser el estado constructor de obras públicas e infraestructura del país y de mantenimiento de las ya existentes y de las por venir, eso implica que el Ministerio de Obras Publicas debe tener materiales, bienes, equipos, vehículos de construcción y supervisión, aparte de un persona para la ejecución de esas obras, en donde se incluya técnico y científicos, apoyados e inducidos por las universidades públicas quienes deben cumplir su rol y fin para lo que fueron creadas de los contrario el estado debe quitarles el presupuesto y/o cerrarlas y crear otras nuevas universidades e institutos de investigación y o contratar personal internacional especializado; para que esas obras cada día adquieran mas perfección (Calidad), igual con su personal y los instrumentos o medios de producción.
Pero volver hacer públicas las obras publicas, no es una consigna revolucionaria, de quedarse allí estaríamos impulsando una socialdemocracia tardíamente, régimen inexistente y sin referente global y desaparecido por el imperio de la globalización neoliberal, se debe ir mas allá para llegar a la comuna, verdadero régimen de igualdad económica, justicia social y libertad de crítica.
Se debe ir mucho más allá, el MOP debe ser la madre paridora de muchas empresas, primeramente co-gestionarías, luego autogestionarias y mas allá empresas de producción social o producción comunitaria, una nueva forma de organización empresarial con personalidad jurídica reconocida por la ley, que superen a las muy limitadas y minusválida cooperativas, a las que el capitalismo imposiblemente les permite crecer y desarrollarse, de allí su estancamiento y próxima desaparición, en donde las utilidades netas, una vez deducidos los sueldos de todos los trabajadores (Son socios y trabajadores, obreros y patronos al mismo tiempo) de la empresa comunista, sean una parte para su mantenimiento y perfeccionamiento, otra parte para su plan anual de obras y otra parte para el estado todopoderoso, justo, libertario y no de limosnas y caridad al pueblo, el célebre diezmo socialdemócrata.
Este tipo de empresa se le ha pedido hacer a la mafia que controla el poder judicial y la administración de justicia, mafia esta que contó con la bendición de Chavez, hasta su ultimo respiro (Yo se que por decir esto el alcahuete consciente existente, me maldecirá, pero a la historia no la podrán maldecir, ella se sobrepondrá y llamará al pan, pan y al vino, vino); esta mafia, repito, la cual no solo incluye los aparatos de justicia y sus operadores sino la doctrina y las ciencias jurídicas y administrativas, ellos son los dueños del derecho y de las ciencias administrativas, pero esta macolla no solo no ha elaborado un proyecto de ley para este tipo de empresas sino que las ha saboteado hasta más no poder; bueno cuando logró impedir con sobrado éxito, que el control obrero, los consejos de trabajadores, las tomas de fabricas y el subsidio al desempleo que tienen rango constitucional porque son de la naturaleza de lo social, la cogestión y la autogestión, se incluyeran en la ley del trabajo; cuanto nomas pararan con un exitazo espectacular garantizado por descontado, en detrimento del país y de la humanidad, una empresa de la naturaleza del comunismo.
Pero la adecuación constitucional de la ley y volver a la publicidad de las obras publicas con maquinarias, equipos, vehículos, instrumentos de trabajo y personal del MOP, o sea, del estado bolivariano, para ejecutar las obras por cuenta propia, aunque son unos pasos de gigantes, tampoco son suficientes para llegar a la Nueva Jerusalén, entiéndase, la comuna. Se requiere un Plan de la Nación de verdad, un plan sextoanual clásico, en concreto con obras, metas y trayectoria de desempeño y no un rosario de intenciones, en donde aparecen algunas ideas, muy buenas, pero que no reúnen las condiciones de los que es un plan verdadero; en donde se programen metas de desarrollo de las fuerzas productivas, metas de la soberanía alimentaria, metas de la soberanía industrial, de desarrollo endógeno, desconcentración y de nueva geometría del poder, en otras palabras metas hacia o a la comuna; pero esto será el próximo capítulo.
III
UN PLAN DE LA NACION DE VERDAD, VERDAD DE SOBERANÍA POPULAR Y NACIONAL UN PLAN PARA LA COMUNA.
Un plan de la nación de verdad, verdad, se compone, primero de una exposición de motivos o justificación del plan sustentada en un profundo análisis de la caracterización del momento, luego la exposición del plan a largo, mediano y corto plazo tanto nacional como regionalmente, en donde se especifican las obras, comenzando por las mega-obras y luego las obras medianas; pero las obras son obras de verdad, verdad, no ideas genéricas; eso es, en líneas generales y muy someramente lo que es un plan de la nación en sentido clásico, y eso es precisamente lo que no son los planes de la patria, me refiere al plan Simón Bolívar I (2007-2013) y el Plan Simón Bolívar II (2013-2019), los cuales no son unos planes de nación en sentido clásico, son ideas maestras de lo que se debe hacer, pero eso no es un plan plurianual.
Dentro de un plan nacional, aparte de las mega-obras, como el ferrocarril de norte a sur y este a oeste e internos en las regiones (Los Andes, Zulia, Llanos Occidentales, Centro-Occidente, Llanos del Sur y del Esta, Oriente parte costera o norte y petrolera o sur, Guayana, el Centro y Capital), que requieren sus ferrocarriles, incluyendo en lo interno de sus principales ciudades Caracas, Maracaibo-Cabimas, Valencia, Barquisimeto, Maracay, Barcelona-Puerto La Cruz, Ciudad Bolívar-Ciudad Guayana, Maturín, Cumana, San Cristóbal, Mérida, Valera, Boconó, Trujillo, El Vigía, San Antonio, Barinas, Guanare, Acarigua, Carora, Coro-Punto Fijo, San Felipe, Valle de la Pascua con El Tigre y Anaco y por supuesto Caracas, que es la más se asemeja a un sistema de transporte colectivo integral y ecológico como el metro y La Guaira; aparte de la vía férrea que las hoy quebradas General Motors y Ford, y por ello la ciudad de Detroit se ha declarado en quiebra y los vehículos en todas partes del mundo en baja y vendiéndose a precio de regalado, menos en Venezuela, por la instauración de una chorocracia entre gobierno y empresarios vendedores de carros ladrones, vías férreas que las gigantes Detroianas del automóvil quebradas, no sólo sabotearon e impidieron, en Venezuela cuando tumbaron a Pérez Jiménez (Uno de los fines de SIDOR era hacer los rieles del tren nacional), sino que lo hicieron en la propia sede del imperio, aumentando la contaminación, los retardos y los accidentes, pero eso en el capitalismo no importa, es irrelevante, lo importante son los negocios. No sólo las vías férreas sino autopistas y carreteras, sobretodo en las zonas rurales y en las fronteras en donde no se pueden tener rieles para poca personas; y puertos y aeropuertos, en el Estado Sucre, en Puerto Píritu, entre Higuerote y La Guaira debe hacerse otro gran puerto, igual que para occidente entre Puerto Cabello, que debe ampliarse, y Falcón, así como debe terminarse el puerto de Maracaibo, Puerto América, no está demás decir que para Caracas se requieren uno o dos aeropuertos igual que para las principales ciudades del país, como Ciudad Bolívar y Ciudad Guayana, aeropuertos fuera del área urbana y zona aledañas despejadas por seguridad; pero no es solo la infraestructura de transporte, rieles, carreteras, puertos y aeropuertos sino la infraestructura agropecuaria e industrial; deben hacerse zonas especiales campesinas, en donde se cultive para todo el país (Para 30.000.000 de habitantes, por ahora, con miras a 50 millones dentro de 20-30 años) y de una forma en armonía con el medio ambiente desechando las semillas transgénicas, en donde los Estados Apure, Guárico, Portuguesa, Barinas, Cojedes, Amazonas, Bolívar, Delta Amacuro, jugarían un rol de primera línea igual con la industria; igualmente se debe desarrollar la agroindustria, en estos mismos estado e industrializar el petróleo y el hierro.
Tendría que usar el doble del espacio que he escrito hasta ahora, para mencionar las obras y acciones muy concretas (no ideas) que debería contener, quizás menos del 50% de un plan plurianual de la nación; y Venezuela con Chávez desde el 15 de agosto del 2004 tuvo todas las oportunidades del mundo, para que muchas de estas mega-obras, algunas, después de casi 9 años, estuviesen por concluir o bastante avanzadas y muchas ya ejecutas y en disfrute para la mayor suma de felicidad, dado que entraron -nada más por concepto de la renta petrolera- más de 400 mil millones de dólares, pero se actuó con irresponsabilidad y sin sentido de patria, sin sentido de historia sin sentido de grandeza, se actuó individualistamente; pero la historia será implacable con la traición, ella no perdonará nada.
Desde aquí le hago un llamado al PCV, al Movimiento Tupamaro, al PRT y demás partidos que se identifican como de izquierda y son marxistas, así como a la academia de ciencias económicas, que no han tomado cartas en un asunto tan importante y de su total incumbencia, para que insten al gobierno a presentar un plan de la nación de verdad y que este plan de la nación sea sometido a referéndum ante el país, para que sea ampliamente discutido, en donde intervenga toda la patria, y en ese plan no sólo se describirán tanto las mega, grandes y medianas obras, sino su proyección en costo y los posibles escenarios que en su hechura puedan ocurrir.
En la tercera, próxima y última entrega hablaremos del Procedimiento Anti-Corrupción (Policía, Fiscalía, Tribunales y Sistema Penitenciario anti-corrupción), en donde la Fiscalía y la Contraloría General de la República actuales, aplican un procedimiento muy light, apto para que al corrupto no se le toque ni un pelo, que prácticamente han despenalizado, de hecho, o descriminalizado el delito de corrupción; y por último, unas muy breves y sucintas conclusiones en donde diremos por qué sucedió todo esto y cuáles serian los posibles correctivos.

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