En días recientes, las portugueseñas y los portugueseños
fuimos testigos de un acto de valentía y dignidad por parte de un líder
genuino, campesino, revolucionario. Con una gestión y obra que ya todo el
estado reconoce, más aún nuestros camaradas del Paraíso de Chabasquén, capital
del Municipio José Vicente de Unda. Me refiero al alcalde Oswaldo Zerpa, hombre
que a fuerza de constancia y trabajo, brilla con luz propia y que en las
pasadas elecciones de gobernadores obtuvo un importante apoyo por parte del
electorado portugueseño.
El Partido Socialista “Unido” de Venezuela ha cometido unos
cuantos errores desde hace algún tiempo y uno de los que más daño ha causado a
la causa revolucionaria es el sectarismo y la imposición de candidatos por
parte de la cúpula que lo dirige. Eso es algo público y notorio. Todos los
líderes comunales y populares lo saben. La base del partido lo sabe. Como
también es sabido el descontento, el cual –por cierto- aumenta cada día más en
ellos y, en todos aquellos que creemos en el socialismo y en el legado de
Chávez.
Un camarada a quien guardo aprecio me decía recientemente:
“Jahir, si piensas escribir sobre las imposiciones te sugiero no menciones
nombres, eso es odioso, hubo imposiciones aceptables”. A él, en base a la
confianza y respeto que nos tenemos le respondo claramente: para mí ¡no es
odioso mencionarlos! Es más, considero que en estos momentos es indispensable
hacerlo. Por esas imposiciones muy probablemente hayan quedado por fuera varios
de los imprescindibles de Bertolt Brecht (hombres que han luchado toda la
vida). No pueden existir imposiciones aceptables y otras inaceptables. Por
ello, me permito señalar lo siguiente:
Sería interesante preguntarle a los jefes del PSUV que
decidieron que Wiston Vallenilla y “El Potro” Álvarez – “creador” del vulgar
video una vaina loca- fuesen candidatos a alcaldes en importantes Municipios,
si estos personajes de la farándula venezolana tienen más trayectoria, más
cualidades revolucionarias o han aportado más al proceso, a la lucha social que
Oswaldo Zerpa, por ejemplo. A este honesto y consecuente líder la cúpula
regional y nacional del PSUV lo expulsó de sus filas por “indisciplinado”.
Resulta que el hecho de ir hasta Caracas con la gente del campo a exigir
reivindicaciones o hacer lo que nuestro Comandante Supremo definió como la necesaria
critica constituye un acto de indisciplina, o peor aún, es motivo suficiente
para ser expulsado del Partido Socialista “Unido” de Venezuela.
Acá en portuguesa, al igual que en la mayoría de los estados
del país, el PSUV impuso la mayoría de los candidatos a alcaldes. Basta con
leer las declaraciones de Rafael Uzcátegui, hombre íntegro: “nos enteramos por
televisión de las candidaturas del PSUV”. Solamente en Paez y Guanare, gracias
a Efrén Pérez (líder humilde, honesto y revolucionario a carta cabal) y Rafael
Calles – de aceptable gestión y aceptación popular -, la cúpula no se atrevió a
imponer a un “Wiston” o a un “Potro”, pero cometieron la imprudencia de
subestimar la dignidad y seriedad del líder de Unda a quien hasta hace poco
definían como “ traidor y pitiyanqui” y ahora quisieron, llegar sin rubor
alguno, sabiendo que su triunfo es más que seguro, a ofrecerle su tarjeta. La
respuesta no podía ser otra, el compañero Zerpa, de manera serena y
responsable, rechazó con sobradas razones y sin rencor alguno tan deshonrosa
oferta. Eso bastó para que, en sólo horas, volviera a ser calificado por el
ciudadano gobernador como un inmoral, desfachatado, antirrevolucionario y
traicionero que se atrevió a escupir la tarjeta de Chávez. Después de sus
“comedidas” palabras, el gobernador finalizó con una singular frase: “después
dicen por ahí que el soberbio soy yo”.
En el PSUV militan amigos revolucionarios, gente decente y
trabajadora, pero lamentable e inexplicablemente siempre quedan al margen de la
toma de decisiones importantes. El PSUV, lo digo como un simple militante de
una Venezuela más justa (como la soñó Alí) y un medio ambiente más sano,
necesita con urgencia poner en práctica aquello que encarecidamente pidió a la
militancia nuestro inmortal comandante, Las “Tres R” (revisión, rectificación y
reimpulso). No sea que, en próximas contiendas electorales, se cometa el mismo
error y se imponga como candidato o candidata a alguien sin trayectoria
revolucionaria, sin arraigo popular, es decir, sin los méritos suficientes, y
esto provoque nuevamente la valiente actitud de otro líder o lideresa que, al
igual que Oswaldo Zerpa, deje muy mal parado al partido fundado por nuestro
comandante Hugo Chávez a causa de la postura sectaria y oportunista de quienes
ahora lo dirigen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario