Por Nícmer N. Evans
Anticipo que no pretendo hacer un tratado ni plantear una
doctrina sobre una nueva categoría política, pero creo necesario abrir un
debate sobre como interpretar, en el marco del legado del Presidente Chávez,
cuál es el socialismo que él nos planteó y cuales son algunos de los retos que
quedan por afrontar.
No existe chavismo que no sea socialista, y a diferencia del
peronismo, cuya composición puede ir desde la derecha hasta la izquierda sin
generar conflicto a lo interno de la categoría, Chávez nos dejó muy claro que
él inició un proceso de construcción del socialismo a la venezolano, un
socialismo nuestro (muy a pesar de la derecha endógena), que implicaba
desprenderse de dogmas, aunque en dicha construcción estuviese implícita y
explícitamente contenido el conjunto de valores básicos del pensamiento de Marx.
Decía Ludovico Silva que si los loros fueran marxistas, serían marxistas
ortodoxos. Creo que podemos decir que si los loros fueran chavistas, también
serían chavistas ortodoxos, y esto sería un error fatal, ya que repetir
consignas sólo por repetirlas, hace que el pensamiento se convierta en ortodoxo
y dogmático. Aunque lo ortodoxo por sí mismo no es una concepto negativo, si lo
es el hecho de no permitir que el pensamiento se adapte a los tiempos y se
estanqué impidiendo su trascendencia.
Chávez nos invitó a debatir permanentemente los errores del
socialismo llamado "real", desde una perspectiva crítica, llegando a
observar los errores del stalinismo en la URSS, y aunque con mucha admiración,
nos instruyó a comprender que la experiencia del socialismo cubano no era
necesariamente la experiencia venezolana, incorporando siempre la concepción
cristiana que en él estaba presente para definir las coincidencias humanistas
de estas dos formas de ver el mundo. Igual, las tres raíces del proceso
revolucionario que él encabezó: Bolívar, Zamora y Rodríguez, le imprimieron un
valor propio y contextual que nos invitaba a vernos científicamente como un
proceso histórico, y no como un proceso aislado, proveniente de la nada.
El éxito de la concepción política de Chávez estuvo centrado
en la repolitización de una sociedad que había sido estupidizada y desvinculada
de sus orígenes e ideosincrasia, y activar una extraordinaria movilización
social en torno a la reorganización de nuestra sociedad, a partir de criterios
vinculados a nuestras particularidades. El simple hecho de resignificar
nuestros símbolos y valores patrios abrió el umbral que permitió, a pesar de la
resistencia de una oposición retrógrada, ortodoxa y dogmática, crear un
proyecto político que lamentablemente no ha terminado de madurar ya que a
Chávez no le dió tiempo de profundizar concretamente en el tercero pero más
elemental de los planos para una revolución real: lo económico.
A pesar de los valores socialistas sembrados en el plano
político y social, el extractivismo y rentismo petrolero no sólo no se logró
siquiera trastocar para iniciar un proceso de transformación, sino que se
potenció transitoriamente la dependencia petrolera para poder activar las
transformaciones políticas y sociales, en el marco de una política de
distribución de la riqueza que no atendió la calidad y tipo de riqueza que
pudiese sustentar a mediano y largo plazo una revolución chavista sin retorno
posible.
Las relaciones sociales de producción están intactas, la
dependencia es aún mayor, la explotación, alienación y enajenación hasta cierto
punto son mayores, y los avances sociales y políticos se ponen en vilo cada vez
que se potencia la realidad de un sistema económico que no produce siquiera lo
básico, y además enriquece más aquellos que importan en lugar de estimular a
quienes producen.
Haber logrado que el pueblo venezolano adquiriera mayor
conciencia soberana, mayor praxis democrática, una mayor igualdad de
condiciones en lugar de igualdad de oportunidades, no ha logrado aún empujar el
proceso al punto de no retorno, porque aunque somos una sociedad muy
trabajadora, no somos una sociedad productiva, sino consumidora y tercerizada.
Invito a que debatamos las diversas vías resolutivas de este
conflicto, que no se expresan con más importaciones ni facilidades para los
especuladores financieros, sino con mayores componentes formativos productivos,
y con la conciencia de que el logro de un Estado Comunal, proyecto legado por
Chávez de manera taxativa, no se logra si Las Comunas en lugar de ser una
estadística, no se convierte en una red socioproductiva con unas relaciones
sociales de producción alternas al capitalismo pero lo suficientemente modernas
y competitivas para desmontrar que son un modelo realmente superior a lo que
existe o ha existido.
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