jueves, 12 de septiembre de 2013

Civetchi y el Estado a favor del sector privado





En CIVETCHI, una empresa mixta (51% Estado, 49% Flavio Falsiroli)
EL ESTADO FUNCIONA DE LA FORMA MÁS ABERRANTE A FAVOR DEL SOCIO PRIVADO

Por Opción Obrera

Los trabajadores imputados fueron trasladados desde el 2 de septiembre a la cárcel de Tocuyito. Hace ya 4 meses que fueron detenidos por parte del SEBIM ocho trabajadores de CIVETCHI, seis de ellos despedidos injustificadamente con orden de reenganche y otros dos activos. Toda una tramoya orquestada entre Flavio Falsiroli y el SEBIM para imputarlos de extorsión al negociar el retiro de la empresa.

El origen de todo reside en el planteamiento manifestado por los trabajadores de organizarse en un sindicato con el cual luego pudieran discutir una contratación colectiva que les favoreciera a todos, además que subsanara las obvias condiciones de trabajo que no se ajustaban a lo establecido en ley.





Desde principios del año pasado los trabajadores presentaron el anteproyecto de organización sindical. Por dos veces la Inspectoría del Trabajo Pipo Arteaga los mandó a “subsanar”. Al presentarlo por tercera vez y resultar en las mismas, el proyecto fue anulado. En realidad lo que había era una negativa a aprobarles la matrícula del sindicato porque el patrono Falsiroli, apoyándose en instrucciones emanadas desde el Ministerio de Industrias, exigía que tal cosa no ocurriera.

Los trabajadores de CIVETCHI fueron extorsionados de manera continua y reiterada por las instituciones del trabajo y el patrono. Tres trabajadores que habían firmado el proyecto de organización sindical, algo que el patrono no debería tener acceso, fueron despedidos injustificadamente como demostración de fuerza por parte de Falsiroli para impedir, siguiendo órdenes del Estado, que se reconociera el sindicato. Luego de la detención de los otros ocho, esos tres fueron reenganchados por orden de la Inspectoría del Trabajo Pipo Arteaga después de casi un año de espera.

Ante todo eso ni Laura Franco, reconocida dirigente del PSUV en Carabobo y directiva de la empresa por parte del Estado, ni Carlos Farías, de CORPIVENSA, la empresa creada por el Estado para administrar su parte en las empresas mixtas, fijaron posición alguna respecto a los derechos claramente establecidos en la vigente LOTTT respecto a la organización sindical que se planteaban los trabajadores, por el contrario, avalaron y hasta influyeron para que se pudiera usar toda la fuerza coercitiva del Estado para impedirlos.

La denuncia de extorsión la hace Flavio Falsiroli ante el SEBIM luego de haberse reunido con los seis trabajadores despedidos injustificadamente y con orden de reenganche en al aeroclub de Valencia, cuatro de ellos de la directiva del sindicato negado. Allí reunidos, Falsiroli les comenta  que desde el gobierno no se quiere un sindicato en la compañía, que por el contrario, el gobierno lo que quiere es un consejo de trabajadores y por tanto la orden que él tiene es la de “acabar” con el sindicato, haciendo aclaratoria que “acabar” significa hacer todo lo que esté en sus manos para que no exista el sindicato. Adicionalmente, que cualquier negociación a la que pudieran llegar con los trabajadores también debía incluir a los otros dos que ya no integraban la directiva del sindicato, pero que para Falsiroli era punto de honor sacarlos de la empresa por ser “cabecillas” intelectuales del mismo y su presencia en ella no le garantizaba que luego volvieran a reclamar por el sindicato. Los supuestos “extorsionadores” terminan siendo extorsionados por Falsiroli.

Es en esas condiciones que los trabajadores hostigados por intentar constituir un sindicato y despedidos injustificadamente de la empresa, aceptaron negociar para desistir del mismo e irse de la empresa. En apenas 24 horas, luego de la “reunión” con Flavio Falsiroli, éste y el SEBIM cuadran la tramoya para detener en flagrancia a los ocho trabajadores que el patrono no quería en la empresa por haberse atrevido a organizar un sindicato. El armado de la misma hacía rato que venía siendo preparada. Los trabajadores claudican ante el poder del patrono privado y del Estado, renunciaron a la lucha y a cambio negociar. Lo que no previeron fue la habilidad del comerciante en reembolsarse el dinero de la negociación, con la anuencia del Estado.

El patrón privado hace su labor y los accionistas mayoritarios del gobierno, CORPIVENSA, delegan en él su buen desempeño. La legislación laboral y el derecho a la sindicalización es una ilusión pues el Estado no garantiza ese derecho, menos si se trata de una empresa mixta. Desde CORPIVENSA se giran las instrucciones para impedir la organización sindical y a cambio arman ellos un “consejo de trabajadores” sujeto a los límites que les quieran imponer que incluyen la ausencia de una contratación colectiva y la garantía para ambos patronos, el público y el privado, de la mayor plusvalía posible a ser extraída con la explotación legalizada tras el rimbombante nombre de “Empresa Socialista”.

Que la justicia coloque su grano de arena no es extraño. El día de la audiencia que definiría el ir o no a juicio, 4 largos meses después de la audiencia de presentación, resultan conminados por la juez a declararse culpables, cosa que rechazan. Al día siguiente se libra la boleta para su encarcelamiento en el penal de Tocuyito, el apagón nacional de ese día no impide el apresuramiento en conseguirla, sí lo hace con el acta definitiva que permita a la defensa la apelación. El juicio, que debiera darse en un plazo definido, dependerá de cuándo al juez le convenga hacerlo.

La moral burguesa indicaría hacerse los indiferentes con los trabajadores presos. La moral de la clase trabajadora sabe que, aún y habiendo claudicado ante el patrono, es aberrante que paguen con la cárcel porque fue el Estado quien les negó el derecho a la organización sindical y a la par los conminó a entregarse al patrono para que éste fuese quien los extorsionara.


Los trabajadores de CIVETCHI, ahora presos en Tocuyito, requieren de la mayor solidaridad que se les pueda brindar para conseguirles su libertad. Una campaña nacional que vuelque a la opinión pública la realidad de los hechos es imprescindible acometerla. Llamamos a todas los colectivos sociales, organizaciones políticas y de derechos humanos, medios comunitarios y alternativos, a difundir este comunicado o cualquier otro que en la medida de esta campaña solidaria con los trabajadores presos de CIVETCHI salga a la luz pública.

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