miércoles, 25 de septiembre de 2013

La ingobernabilidad inducida, el cáncer general.



 La Guarura Impresa.


Si las montañas toman las ciudades, el mundo le va quedar pequeño a la hermosura.
Chino Valera Mora.

Un espectro recorre cada rincón de nuestro país, un espectro con muchas cabezas, capaz de transformarse en todo lo que le convenga, es el espectro de la corrupción total, de la corrupción social generalizada. Un cuadro de corrupción que toca hasta lo inimaginable, un cuadro que viene desde los más “altos niveles” de gobernabilidad nacional, que toca lo medular del estado y todas sus instituciones. Una asquerosidad imparable que está dándole los toques finales a lo que había significado y sigue significando para muchos, la esperanza de emancipación y victoria ante los males del mundo, dirigido por los intereses del capitalismo global.

La llamada revolución Bolivariana desde la muerte de su líder fundamental, ha acelerado su decadencia, funcionarios de todos los estratos, mafias militares, y demás bichitos y bichitas, no han hecho sino saquear todo cuanto puedan en el menor tiempo posible, por diferentes mecanismos, siendo uno de ellos, las empresas de maletín que las hay por montones y la mayoría de ellas vinculadas a familiares de altos dirigentes gubernamentales. Control y manejos de mafias en todas las empresas públicas, ministerios y cualquier otro ente gubernamental que se nos venga en mente, hasta por más pequeño que parezca. Otros métodos aún más sofisticados que se utilizan son los mecanismos casi imperceptibles a los ojos del “común” maniobras de la reingeniería económica, que le permiten a las mafias económicas la restricción de dólares a la economía nacional y a la vez la inyección en el mercado llamado “negro”, acciones enfocadas a exterminar progresivamente todo el aparataje económico nacional. Son clanes dentro del gobierno, peleándose cada uno de ellos por espacios fundamentales que provean recursos para beneficios particulares y control político.

Esto que muchos han llamado el sabotaje económico, a estas alturas de la situación, se ve claramente como ha tomado forma de conspiración política, pero esta vez no solamente dirigidas desde los sectores tradicionalmente opositores, y de poderío económico y de grandes sectores de la producción, esta vez ,como lo indican muchos elementos, estas acciones vienen dirigidas desde los propios sectores dentro del estado, un funcionariado de “alto nivel” metidos en maniobras de gran impacto negativo en la economía nacional. Una economía que se mide en la calle al salir al comprar cualquier artículo, y que todo el mundo comenta sin necesidad de saber mucho, que todo lo que en la realidad se compra y se vende, es medido con los precios del dólar que llaman paralelo. Y es precisamente esa la intención de los “grandes maniobradores” de los asquerosas mafias políticos-militares dentro del estado, crear las condiciones de desesperación popular que lleven a una revuelta parecida, imaginan ellos, a la del 27 de febrero del 89, con el ingenuo propósito de aparecer como héroes y supuestos “hombres fuertes” que han rescatado el legado del presidente Chávez, dejando en el ambiente la intencionalidad de hacer ver a un Nicolás Maduro incapaz de conducir los destinos de país.

Un estado totalmente corroído por donde se le vea, con todas sus instituciones, y que su dirigente principal, el presidente Nicolás Maduro, no termina de entender o no quiere entender nunca, que se lo están montando por todos los frentes, que lo tienen acosado. Será mucho esfuerzo investigar de donde provienen la gran cantidad de dólares que se inyectan al mercado paralelo de divisas, será mucho pedir que se tomen decisiones orientadas a neutralizar a los grandes corruptos y corruptores que todos saben quiénes son, y cuáles son sus campos de acción y sus intereses. Será que el presidente le da mucho temor tomar una decisión heroica y meter presos a unos cuantos altos dirigentes que toda la población saben cuáles son sus negocios e intenciones. Será que el presidente, como una vez dijo un militante Chileno a Allende, cuando este hacía llamados de tipo pacifistas, “será que el señor presidente no confía en el pueblo”, nosotros le decimos, será que usted señor presidente no confía en el poder decisivo de las multitudes que en todo el país esperan una acción real de su parte contra todo este desastre planificado minuciosamente para bajarlo de donde lo dejó el propio Chávez. O será que no le interesa salvar nada, y solamente negociar con sus verdugos.

O asumimos de una vez por todas que no hay nada que buscar en un estado que toda sus estructuras están diseñadas para el saqueo, para la corrupción y para el servicio de los intereses de las grandes corporaciones y mafias de todo tipo que se mueven por el mundo, como amos y señores hasta de la propia existencia. Lo que aquí está en crisis no es ninguna revolución, porque la revolución es otra cosa, lo que está en crisis es un modelo que ya no da para más, que ya no consigue forma de como parecer benevolente a los intereses de los necesitados, un estado que ha corrompido gran parte del movimiento popular venezolano, un estado que se está cayendo con su propio peso, un estado carcomido hasta la fatiga, un estado que por dentro está hueco como un árbol comido por termitas, tal como un árbol en esas condiciones, se mantiene el estado, es un peligro ahí en pié, que en cualquier momento una brisa sutil lo tumba. El descaro es ya total, los niveles de cinismo son insoportables, ver a estos personajes disfrazados con un lenguaje y discurso copiado de la palabra rebelde de las luchas populares, y a la vez se han dedicado a acumular grandes fortunas contabilizadas en dólares, ubicadas estratégicamente en bancos internacionales, ganando cada día jugosos intereses, que con solo ellos, se podrían financiar grandes proyectos de beneficios colectivo, a lo largo del país y pare usted de contar que cantidad de otras cosas más se podrían hacer, ideas obstaculizadas hay muchas.

En todo este escenario el más perjudicado es el bienestar del “común” de la gente que anda por ahí, con sus pesares y preocupaciones, con sus ganas de algo mejor, pero somos precisamente nosotros los “comunes” los que tenemos la posibilidad de violentar todo mecanismo de opresión vengan de donde vengan, en el poder del “común” rebelde que reside en cada uno de nosotros están las posibilidades creadoras y reavivantes de un nuevo hacer colectivo, dejando de lado las viejas esperanzas en un estado incapaz de conducir nada, sea el personaje que sea quien este en el “poder”. Romper definitivamente con la relación sumisa con el estado y hablarle cara a cara, de igual a igual, de poder a poder, y que entiendan de una vez por todas que nuestra palabra debe ser escuchada, nosotros decidimos nuestro futuro, nosotros somos la voz y la acción que dice NO y crea, que niega y construye alternativas, que desobedece y organiza, nosotros somos lo que parece que no existe, pero que está en los momentos que son, somos y andamos por ahí, con las esperanzas a cuestas, somos las grietas, somos como dicen los zapatistas “somos mujeres y hombres, niños y ancianos comunes, es decir, rebeldes, inconformes, incómodos, soñadores”. Por ahí andamos, por todos los caminos, pendientes.


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