Por Víctor Andrés Gómez Rodríguez
"Nosotros no somos sólo
constructores de futuro; somos también, todavía, un engranaje necesario dentro
del mundo del capital. Y el gran desafío sigue siendo soltarnos de esa
maquinaria implacable que todo lo engulle y todo lo depreda. Eso es un
atrevimiento mayor que nos llama a ser modestos, a entender nuestra finitud, y
a potenciar nuestra fuerza con los otros."
Ana Esther Ceceña.
La primera parte de este
artículo[1]
explora en la contradicción desgastante, por muy perjudicial, acerca del
reclamo que Ocean Sur publicitó en contra del sitio web venezolano bolivariano revolucionomuerte.org[2]
que realiza la promoción gratuita (libre) de la obra
del Che, permitiendo descargar desde allí su libro los “Apuntes críticos
a la Economía Política”.
A
grosso modo, la oficina en La Habana (Tarará) de la editorial australiana le
advirtió al sitio venezolano, que posee la exclusividad legal para la
publicación y comercialización de la obra del Che, y que los compañeros del
colectivo Revolución o Muerte cometían un acto ilegal que podría ser llevado a
los tribunales en tanto hecho punible. Entonces, existe una contradicción con
implicación legal, acerca de los derechos exclusivos sobre la comercialización
de la producción de pensamiento anticapitalista, socialista por revolucionario
y marxista de alguien que en el mundo, sobre todo en Cuba, llevamos en el
pensamiento y el corazón desde niños como un ejemplo de principios,
inalienable, a seguir; muy difícil de igualar. Y una de las bases para la
integración revolucionaria regional que nos salve del imperialismo. Nos
referimos al “coco”, el “demonio”, como ideario orgánico de liberación, al que
el fundamento hegemónico capitalista de turno más le teme, porque puede virar
al revés al sistema burgués, hasta desmantelarlo.
Tampoco,
esta vez, seré neutral.
¿Entre
quiénes es la confrontación: entre el colectivo revolucionario venezolano y la
Casa Editorial Ocean Sur de Australia; o entre ese colectivo y la compañera
Aleida Guevara Marsh?
Si es
la variante primera la editorial australiana, con independencia de cuál sea su
política editorial y el fundamento de su colección, debe tener en cuenta que es
una empresa comercial capitalista que se rige por las leyes del mercado
capitalista y está protegida por la legalidad de un país capitalista (que ni
siquiera pertenece al sur político del mundo). De
ahí que, de una forma u otra, si compra los derechos exclusivos de la obra del
Che Guevara, estará intentando privatizar el consumo ineludible de agua en un
río que corre (necesariamente libre) por el terreno de los excluidos (es un
contrasentido abrir un segmento de mercado global compuesto por excluidos que
puedan “pagar”). Todo el que necesite beber de esa agua para sobrevivir en este
mundo imperialista que lo asume todo como propiedad
exclusiva, meterá sus manos en el río, “por encima de malanga y su puesto de
viandas”, para saciar su sed; que en este caso, más allá de la parábola
que, hermenéuticamente, manifiesta el símil utilizado, esa “agua” es para
saciar la sed de justicia social y para actualizar su memoria histórica crítica
acerca de la explotación capitalista insoportable. Teniendo en cuenta que la
ofensiva burguesa global es dueña de una “mecánica” bio-tecnológica sin
precedentes para mantener estupidizada a la mayoría de las personas. Y a donde
único recurrir más allá de la espontaneidad de concepto y contexto de masividad
cultural, que pertenece al liberalismo, está la producción de pensamiento
crítico revolucionario que fundamenta a la organización política del pueblo
para la toma de poder y cambio radical socialista de la sociedad.
Aún
quisiera pensar que Ocean Sur no intenta “elitizar” al pensamiento del Che;
sería como soltar a una pantera dentro de un restaurant de lujo.
Siendo
cubano, mi acceso al Che ha sido a través de la promoción enorme que el
gobierno revolucionario cubano, y Fidel en específico, han realizado a partir
de la publicación y promoción gratuita del diario –en Bolivia-, del argentino
cubano-latinoamericano desde finales de los 60 del siglo XX. Recuerdo con una
nitidez que supera al recuerdo de mi primera novia, que la edición primera de
ese diario, me cayó en las manos sencillamente porque una persona que lo
distribuía me lo dio –a mí que era un chamo de educación primaria- con una
seriedad que me hizo temblar. La gente en Cuba (La Habana) lo adquirió para
digerirlo en grandes oleadas y con una sensibilidad y orgullo personal que solo
el momento histórico y doloroso de su pérdida ayudaría a comprender.
En
Cuba la política editorial siempre propició que los libros se comercializasen a
un precio simbólico –más si ediciones importantes como esa. Durante los
primeros años de la crisis de los 90 del siglo XX, muchísimas personas
(incluyendo académicos angloestadounidenses) venían a Cuba esencialmente para
meterse en las librerías y comprar por una bicoca en pesos cubanos casi todo lo
que del Che estaba publicado. Ni siquiera esa crisis ha impedido que en nuestra
región latinoamericana, Cuba sea una referencia a imitar en el acceso a los
libros. Hoy en día, ediciones políticas importantes se pueden descargar de sitios
cubanos, a pesar del bloqueo que en campo de las redes digitales (controladas
por las transnacionales) nos mantiene acosados, casi pidiendo el agua por
señas; y sufriendo una política de satanización inédita.
Es
lógico que un colectivo revolucionario con la necesidad material y la
insolvencia de los revolucionarios orgánicos le caiga detrás al pensamiento y
la obra del Che, para promoverlo en medio del proceso bolivariano y socialista,
por ejemplo, que acontece en la Venezuela de Bolívar y Chávez.
Si
Ocean Sur australiana intenta comercializar, en exclusiva, la obra y el pensamiento del Che Guevara
escogió al tipo equivocado. Porque El Che es de todos y de
nadie en específico. Es un reguero de pólvora subversiva contra el capitalismo
insoportable de estos tiempos. La pantera no puede ser “acorralada” en el
mecenazgo de la exclusividad rentista de una empresa capitalista. Tal mecenazgo
es el que ha propiciado que, desde Amazon.com, de manera
insoportablemente deleznable e indecente, se comercialicen objetos banales y
mundanos como juegos de tomar café, todo tipo de prendas textiles (sin excluir
ropa interior), sobreros y boinas con la imagen del Che, sin pedirle la
exclusiva. ¿Alguien recuerda la manipulación global que padeció la famosa foto
del Che tomada por Korda en 1961?¿Quién puede ser tan ingenuo, o tan fatuo de
creer que “colocar” la obra y el pensamiento del Che bajo exclusividad comercial para ese mismo
segmento de mercado pasivamente “despolitizado” y banal dignifica a la imagen
mancillada de nuestro Che Guevara? No estoy descubriendo la sopa de ajo
cuando recuerdo que muchísima gente indignada que, incluso, no posee suficiente
conciencia política lo reconoce como una manipulación y depreciación conveniente
a los intereses del fundamento imperialista. Para hacerlo inocuo; solo para
entretener.
He
visto a muchos participando en manifestaciones contra el orden burgués,
llevando una gorra, boina o pulóver con la imagen del Che, pero esas personas
por lo regular aparecen esquivando o recibiendo un aguacero de palos de los
cuerpos represivos. ¡Cuidado; mucho cuidado! Porque en los últimos tiempos la
moda de la soldadesca yanqui es aparecer en sus operaciones por el medio
oriente y sus conexos, luciendo la kefia que es el símbolo de la
resistencia palestina contra la ocupación y el genocidio israelí; hasta
convertirla en un “trapito” más, des-semantizado de su implicación cultural y
política e inserto en el mercado deslocalizado de baratijas en boga. El ideario
y el pensamiento del Che no pueden entrar en los
mecanismos del mercado libre capitalista para la acumulación parasitaria de
plusvalía. Aun si nosotros todavía formamos parte de su engranaje y debemos
unirnos –complementarnos- para desmantelarlo, no tenemos ningún derecho a
convertir al Che Guevara en un objeto de vitrina propiedad de millonarios
intelectualoides, o de bostezo en bibliotecas del academicismo imperialista. De
lanzarlo a la incertidumbre amnésica del paleolítico, hasta discernirlo como un
símbolo deshistorizado. Ahora se usa mucho eso durante el acopio parasitario de
plusvalía, a costas de cualquier “algo”
que pueda ser semantizado en su valor de cambio.
Si es
la segunda opción, y la compañera Aleida Guevara Marsh se solidariza con Ocean
Sur, debería entonces colgar en la web una prueba de su demanda contra Amazon.com.
Que, por cierto, debería ser inconmensurablemente millonaria, para ir ayudando
a paliar el hambre y la muerte en el África central por la que el Che también
luchó con las armas en la mano; mientras avanzamos en el largo camino de
desmantelar al sistema capitalista.
A los
compañeros de Revolución o Muerte, les aclaro que las medidas aprobadas
legalmente en Cuba para dar cabida al desarrollo del cuentapropismo y reajustar
al mercado del trabajo, no han sido implementadas por nuestro Parlamento para
regresar al capitalismo, sino para deslastrarnos del viciado principio de la
propiedad absoluta del Estado sobre los medios de producción; para que sean los
trabajadores quienes asuman el control democrático, por libre, del resultado de
su trabajo en correspondencia con su compromiso social inalienable de pagar los
impuestos necesarios al desarrollo de los planes sociales, que hasta hace muy
poco parecía que caían del cielo. Y deslastrar a la administración política del
gobierno de cargas inútiles. El conflicto manifestado por Ocean Sur
(australiana) nada tiene que ver con tales medidas; no es necesario confundir
al resplandor de la luz de un relámpago, con el huracán.
Y no
olvidar, que todavía somos parte del mecanismo de las relaciones alienantes de
producción capitalista, lo esencial es que a nadie le dé por la amnesia
deshistorizada. Sobre todo cuando tenemos a esa ultraderecha
venezolano-estadounidense pisándonos la sombra para llevarnos otra vez al
olvido. La pantera no puede ser enjaulada; y a su vez es ineludible conversar
con ella (leer, pensar críticamente) porque su sabiduría viene de su
enfrentamiento histórico contra la opresión. No existe un ser humano más noble,
más comprensivo; y sin embargo más intolerante con la estulticia o la
explotación capitalista que el Che Guevara de la Serna.
Desde el litoral oeste
de La Habana antiimperialista, revolucionaria, martiana, socialista, chavista y
bolivariana.
05/09/2013
[1]
Ver: Víctor Andrés Gómez Rodríguez. El socialismo de lo imposible y la inútil
pugna de quién es el dueño privado. La Guarura Impresa. jueves, 15 de agosto de
2013.
[2]
"un grupo político revolucionario SIN FINES DE LUCRO, Guevarista,
Chavista, que […] se encarga de difundir el pensamiento revolucionario. El del
Che lo difundimos con especial atención y cariño, creemos que es lo más
avanzado e imprescindible para la Revolución mundial. Lejos de nosotros
cualquier otro objetivo, mucho menos el de la profanación de convertir al pensamiento
del Che en mercancía, en la esencia del sistema que él combatió toda su vida,
sería desvirtuar su ejemplo, vaciar sus enseñanzas." Quieren ponerle
'copyright' a los escritos del Che Guevara. revolucionomuerte.org. lahaine.org.
12/8/2013. http://www.lahaine.org/blog.php?disp=impr&blog=1&p=71028
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