Nadie más tonto que yo, hablando de la defensa de la república
y defendiendo a rabiar este proceso. Nadie más idiota que aquel que llama a la
reelección sabiendo cómo se veía Aragua con Isea como gobernador, y como jefe, y
como amigo del proceso y “defensor de la soberanía”.
Y claro que me indigna y me avergüenza su gestión que sabemos
que más bien fue indigestión y llego a diarrea, y el común lo decía, y las
plazas de Aragua estaban sucias, y las calles llenas de huecos, y las avenidas
no tenían iluminación… Y dale que ISEA estuvo con el comandante. ¡Y es que
hasta a JESÚS le apareció su JUDAS!
Y entonces agarran al que se llevó una pantalla del
Bicentenario, pero al otro al que se lleva un estado completo entre las patas,
va con premio y va bien ¿Que alguien diga algo? Porque tengo que respetar a un
ex oficial u oficial en situación de retiro acaso porque lanzó unos balazos el
4 de febrero. Tenemos que ser bien cabeza dura para creer que es el último de
los soldados que deserta, traiciona y se va al campo enemigo.
Y miren que ISEA si se llenó la boca con su “gesta”, y miren
que si hablaba y hablaba y nadie le ponía el ojo a sus desmanes, y miren que ya
salió de gozo y pláceme al norte a negociar patria, bandera y algo más… ¡Claro
que escupo en su incapacidad, y claro que me avergüenza saber que la “BATALLA
CONTRA LA CORRRUPCIÓN” tiene intocables.
Y nosotros a callar y APORREA “habla demás”, y el que
denuncie es culpable y CONRADO sigue preso, y al periodista Becerra lo sacan
del país y le compramos alimentos a Colombia, y la vida se hace difícil, y la
razón de la lucha se va en un par de maletas con ISEA y el que sea necesario, y
a los campesinos asesinados no se les da siquiera una digna sepultura y reconocimiento moral y económico a su familia
para que vivan con dignidad…
¿Qué hora tiene señor secretario? Y el secretario temeroso de
perder su empleo o de ser acusado de sartreano contesta presuroso ¡La que usted
diga jefe! Y la historia continúa acusando al crítico y defendiendo al Tartufo.
Sí, al Tartufo, al hipócrita, al que miente, al que entrega, al servil de
turno.
Me cuesta tragar esos tragos, me cuesta razonar con cabeza fría,
me cuesta demasiado ver cómo se castiga al que habla, grita, agita. Se castiga
con silencio, se condena al ostracismo, se denuncia al que propone y se trata
de “meter en cintura” al de talento. Y saltan los jefes de contenido a poner
una raya o a sacar del aire al ser talentoso, al que no se para firme frente a
un sable, y sí frente a las letras.
Me impresiona, me vomito de dolor porque todos sabían y todos
saben quiénes son los malandros. Donde cohabitan la palabra critica, la desean
volver sospechosa, y por ahí algún poeta orgánico tiembla ante la posibilidad
de que su nombre se pronuncie en un texto, aunque lo apoye en la palabra.
La cosa no va por un camino recto nunca, todo tiene su
dificultad y debemos levantarnos frente a este nuevo hecho que ya no es tan
nuevo. Ya veremos qué pasa con OSORIO y su incapacidad para solucionar los
problemas de escasez. Ya veremos qué pasa con más de un jefe de pacotilla que
detenta el poder, pero conspira de manera pública contra el gobierno.
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