Por Alfredo Grande
Cuenta la historia que el “mono” Gatica saludó al General, y
le dijo la frase inmortal: “dos potencias se saludan”. Y en ese momento, sin
dudarlo, lo eran. El tiempo, las vueltas de la vida y las contorsiones de la
muerte, hicieron que las dos potencias colapsaran. Una de ellas, la potencia
más arriesgada, la que ponía el cuerpo en cada momento, murió en un accidente
de tránsito. O casi. Ya que el conductor del colectivo que lo atropelló era un
tal Cirigliano, tío de los que décadas después fueron responsables de la
masacre de Once. El patético final fue más cercano a una canción de Rubén
Blades que a una sinfonía de Beethoven. La otra Potencia, la menos arriesgada,
la que ponía el cuerpo de los otros, nunca el propio, murió en un accidente de
la historia. Regresó de novio con la patria socialista, pero se casó con la
Alianza Anticomunista Argentina.
Me interesa pensar en la lógica de una Potencia y porque es
coherente que se saluden. Capitanich con Macri, sin ir más cerca. La Potencia
es un concentrado de Poder. De alguno de los tipos de poder que circulan, que
por cierto no son pocos. El poder de la Potencia no es infinito, pero es
indefinido. Es lo que sucede con el capitalismo. Se cae…se cae…y se levanta. Es
cierto que para levantarse tiene la indudable ventaja de tener como plataforma
de apoyo a casi todo el planeta, lo que no solamente no es poco, sino que es
demasiado. Pero se levanta.
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La Potencia en la dimensión indefinida de su poder tiene el
privilegio nada dudoso de saludar. Estrechar la mano. Dar uno o dos besos.
Palmear la espalda. Dar abrazos de oso, de osito o de mono. Lloriquear. Entre
bueyes, ya sabemos, no hay cornadas. Hay saludos. Las Potencias se saludan,
aunque en ese saludo no hay nada personal. Del saludo se puede pasar al
asesinato, incluso ambas situaciones pueden ir juntas. Se matan dulcemente con
una canción. Odiarse y saludarse pueden ir juntos. Incluso el saludo del final,
como lo mostró Balbín al despedir a su amigo Perón.
Potencia y Saludo van de la mano y van de los pies. La
cabeza mucho no importa, porque el único que entiende las razones fundantes es
el corazón. Para enfrentar a la Potencia, por deseo, por necesidad, por
profundas convicciones ideológicas y políticas, por todo eso o por algo de eso,
se construyen colectivos anti – potencia. Las denomino Fortalezas.
Cuando una Potencia se cruza con una Fortaleza, la mano del
saludo le queda colgando. Los labios del beso quedan masticando en el aire. La
Potencia que puede sostener la decisión política de no saludar, se ha
convertido en Fortaleza. Espartaco perforó el mandato del imperio romano que
obligaba al gladiador esclavo que iba a morir en la arena a saludar al César.
“Morituri te salutant”: los que van a morir te saludan. Espartaco no saludó:
mató a sus opresores. Al menos, a todos los que pudo. La respuesta con la que
los gladiadores enfrentaban a sus opresores: “Yo soy Espartaco” es la opuesta a
“dos potencias se saludan”. Porque remite al “Todos somos Espartaco”, identidad
colectiva de una causa de liberación y dignidad humana.
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Ningún Espartaco de la historia saluda a sus opresores. Los
combate aún en el suplicio de la crucifixión. Enfrenta hasta el extremo límite
de la muerte, que no es suicidio, que no es sacrificio, que es apenas
implicación en acto, los riesgos de no saludar, y mucho menos dormir, con
ningún enemigo. En ese momento, la Fortaleza es indestructible. Y es bueno
saberlo, es bueno decirlo, es bueno sentirlo.
El saludo de la mano abierta se convierte en el golpe de un
puño cerrado. Las Madres de Plaza de Mayo siempre fueron Fortaleza. Hoy Hebe de
Bonafini saluda al General Milani. Otras dos Potencias se saludan. Pero hay
otras y otros que no saludan. Que pelean. Que enfrentan. Que combaten con
dolor, pero sin sufrimiento. Porque sufrir es resignarse, y el dolor templa
cuerpo y alma.
Y quiero citar los nombres, sin abarcar todo pero intentando
apretar mucho, de los que hoy sostienen la Fortaleza. Sofia Gatica, Alberto
Lebbos, Alberto Morlachetti, Liliana López Foresi, Vanesa Orieta, Fernando
Esteche. Luchan contra diferentes formas de la Potencia: Monsanto, la impunidad
en Tucumán, el gobierno de la provincia de Buenos Aires, el aparato concentrado
de los medios de comunicación oficialistas y opositores, la bonaerense maldita
policía, los cómplices de los asesinos de Fuentealba.
*****
Hoy la Fortaleza es Amalia Ortega, madre de Luz Gómez y
suegra de Diego Romero que se ha encadenado en la puerta de la Fiscalía General
del poder Judicial de Morón, calle Colón 237 (casi Almirante Brown) en
desesperado reclamo para poner fin a la pesadilla de una causa armada contra su
hija y yerno¸ perjudicando a dos inocentes. Hoy Fortaleza contra Potencia es la
Comunidad Homosexual Argentina cuando enfrenta al Presidente de la Fundación La
Alameda por sus maliciosos ataques a las libertades sexuales, agravados porque
se hacen en nombre de la lucha contra la mafia de la Trata.
Es Fortaleza la Coalición Argentina por un Estado Laico
cuando enfrenta a la Potencia Iglesia de Roma que quiere convencernos que los
embriones son personas. Puedo asegurar que no pocas personas apenas son
embriones perversos. Luego serán enanos fascistas, y seguirán creciendo. Necesitamos
muchas Fortalezas. Parafraseando a Brecht, no es pobre la tierra porque no
tiene fortalezas sino que es pobre la tierra porque las necesita. Un genio
escribió “¿Qué hacer?”. Los mortales que aun quedamos dispuestos a no dar ni un
paso atrás, pero tampoco al costado, tendremos que construir una, dos, muchas
Fortalezas que darán cuenta, más temprano que tarde, más alegres que tristes,
más valientes que cobardes, más tiernos que crueles, de que hay que escribir en
el papel y en las calles “qué hacemos”.
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