lunes, 18 de noviembre de 2013

Una reflexión, varias preguntas y una advertencia a la izquierda cubana


Por Diosdado Rojas Ferro

En el discurso de clausura que resumió la Primera Sesión Ordinaria de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, lo que se conoce como el Parlamento cubano, acaecida el 7 de julio de 2013, el presidente cubano Raúl Castro, quien también es el primer secretario del Partido Comunista de la Isla,  dedicó la mayor parte de su intervención a tratar el tema relacionado sobre los malos hábitos y el ambiente de indisciplina que se han arraigado en la sociedad cubana.

Casi al inicio de su alocución expresaba lo siguiente “imagino las noticias en los próximos días de la gran prensa internacional, especializada en denigrar a Cuba y someterla a un frenético escrutinio; ya nos hemos acostumbrado a vivir bajo el asedio y no debemos restringirnos a debatir con toda crudeza la realidad, si lo que nos motiva es el más firme propósito de rebasar dicho ambiente”. (1) En primer lugar diremos que quien escribe estas reflexiones jamás lo hará en el ánimo de difamar, desacreditar ni vilipendiar a la Revolución Cubana, nunca enviaríamos estas meditaciones a la gran prensa, como tampoco creemos que el compañero Raúl lo haya dicho con el ánimo de acotar el debate, mucho más si el contenido que atañe el mismo corresponde a una experiencia socialista en la cual todas las personas antisistemas del mundo ponemos nuestros ojos.

Lo que ocurre es que dentro de la izquierda le tememos a la crítica, huimos el debate sí este va contra nuestros puntos de vista; la izquierda, que tanto se queja (con razón) de la farsa que es la  democracia representativa burguesa, evita el debate cuando le resulta espinoso, elude comentarios contrarios a la forma de ver las cosas por sus respectivos aparatos ideológicos, esquiva opiniones discrepantes. Si el enemigo la ataca hasta se regocija de la acometida (señal de que va bien), si por el contrario viene de dentro de sus filas lo considera ingratitud; y en el caso de Cuba lo que hemos visto en los últimos tiempos es la ausencia de lo segundo y la casi desaparición de lo primero, apareciendo en cambio una manifestación totalmente nueva: los elogios, las alabanzas y la congratulación de los adversarios por las transformaciones iniciadas, a las que solo cuelgan un epíteto, llegan con retraso, van lentas y resultan insuficientes, aspectos estos que han acomplejado a  buena parte de sus seguidores, ya que por primera vez en 50 años contemplamos el extraño caso en que los gobernantes cubanos y sus acérrimos enemigos coinciden en algo, lo que no deja ser un poco chocante (y preocupante).

¿Pero por qué tocar el tema de los valores morales y la conducta cívica de la sociedad cubana ahora?. Todo parece indicar que es porque se va llegando a un punto de inflexión, el largo período de 20 años de escaseces y privaciones materiales y de todo tipo, va haciendo mella en valores como  “la honestidad, la decencia, la vergüenza, el decoro, la honradez y la sensibilidad ante los problemas de los demás” (2) tal y como lo reconoce el propio Raúl.

Y es que la Revolución Cubana después del derrumbe del  “bloque europeo oriental de posguerra” (3) se vio sometida a lo que los cubanos llegaron a llamar doble bloqueo, al sumarse al mantenido por EE. UU. desde 1959 el que se originó por el drástico corte de relaciones con quienes fueron sus aliados durante 30 años, perdiendo de la noche a la mañana el 85 % del comercio exterior, cayendo el PIB entre 1990 y 1993 más de un 30 %, a lo que se añade que si hasta ese momento las relaciones con dicha agrupación de países eran en condiciones preferenciales para la Isla, las iniciadas a partir de esa fecha se atenían estrictamente a las reglas del mercado, donde las producciones de Cuba, propias de un país de la periferia del sistema –mundo capitalista, con su escaso valor agregado tenían una muy escasa capacidad adquisitiva.

En esas condiciones no ya para seguir construyendo el socialismo sino para preservar las conquistas que se habían logrado con él, no les quedó más remedio que comenzar a tomar una serie de medidas, entre las que se concedía un papel cada vez más destacado al mercado y a la iniciativa privada que, aunque no se disponía de otro camino para solventar las conquistas sociales (4) como consecuencia de las mismas han aparecido diferencias sociales cada vez más notables, el enriquecimiento de unos pocos mientras empeoraba las condiciones de vida, alimentación, calzado y vestido de otra parte bastante numerosa, y el agravamiento del problema de la vivienda,  donde el contraste entre las mejores y las peores es cada vez más llamativo, rememorando paisajes de regiones y países periféricos donde impera el salvaje capitalismo.

En ese cuadro social es imposible que se generen buenas prácticas morales, ni virtuosas conductas ciudadanas, sino más bien lo contrario, la proliferación de la envidia, el rencor, la repulsa, el odio, la avaricia, el robo, la venta del sexo y otros comportamientos propios de la marginalidad, no importa que sea el pueblo cubano uno de los más cultos del mundo ya que que la misma ha sido un contrapeso importante, pero en la esfera social el “ser social determina la conciencia social”, y eso es algo que todo cubano conoce desde bachillerato. 

Y aunque las máximas autoridades cubanas hacen hincapié en lo que para ellos es lo más sensible  “el deterioro real y de imagen de la rectitud y los buenos modales del cubano” (5) no deja de ser menos importante el ambiente de descomposición moral y política entre su élites dirigentes; ministros y exministros han sido condenados, dirigentes históricos han sido desplazados de sus puestos por el debilitado control que tenían sobre sus subordinados, encontrándose presos hasta algún que otro miembro de su influyente y todopoderoso Buró Político. El periódico mexicano La Jornada de tendencia de izquierda y nada conocido por difamar sobre la Revolución Cubana (hecho al que aludía y ante el que parece  in quietarse el compañero Raúl) reportando las penas de prisión a que fueron sometidos por actos de corrupción en el sector del níquel, el principal producto cubano de exportación, tres ex viceministros de la Industria Básica y otros nueve ex funcionarios, decía que “en el circuito empresarial se calcula que al menos 300 personas están detenidas en espera de juicio, por casos vinculados a la corrupción en el mundo de los negocios” (6).

Entonces el problema de Cuba no es sólo “grupos de muchachos lanzando piedras a trenes y vehículos automotores”, “evasión del pago del pasaje en el transporte estatal”, “incorrecta vestimenta de los profesores al impartir clases” (¡¿y, cuál es la indumentaria correcta, quién la determina y por qué!?), “botar desechos en la vía; hacer necesidades fisiológicas en calles y parques; marcar y afear paredes de edificios o áreas urbanas” (7), el asunto es de mayor calado.

Por eso no creo que “el denominador común de todo este fenómeno ha sido y es la falta de exigencia de los encargados de hacer cumplir lo establecido, la ausencia de sistematicidad en el trabajo a los diferentes niveles de dirección y el irrespeto, en primer lugar, por las entidades estatales de la institucionalidad vigente, lo cual, por otra parte, menoscaba su capacidad y autoridad para exigir a la población que se atenga a las regulaciones existentes” (8), tampoco pienso que la solución venga de la familia, la comunidad y la escuela (de la que ya se ha dicho que ha sido un factor de contrapeso importante y seguirá siendo un elemento reparador significativo), y mucho menos (más bien todo lo contrario) de la liberación de los mecanismos de mercado  que  tiene lugar actualmente (de lo que  curiosa e ingenuamente ha estado a favor una parte considerable de la sociedad cubana) sino todo lo contrario, la solución vendrá cuando el cubano sea liberado de los mecanismos ciegos y diabólicos, perversos y terribles de ese  mercado que tanta polarización y desigualdades sociales traen consigo.

En esa línea de pensamiento nos preguntamos:

¿Cómo pedirle a un joven cubano (o de cualquier lugar, porque eso es algo que no sólo es específico de Cuba) que tenga la decencia de hacerle un favor o brindarle ayuda a alguien que su subconsciente de marginado o en post de la exclusión le dice que puede ser la abuela, la madre, la esposa,  la hija o la hermana de aquel que,  cuando va al puesto del mercado quien está vendiendo puede ser el nieto, el hijo, el marido, el padre o el hermano de aquella, que como mercader no tendrá ninguna compasión cuando le venda algo, y si no tienes dinero sencillamente no te ofrecerá nada?, ¿tiene ese señor algún tipo de decencia, decoro, respeto, estimación o “sensibilidad ante los problemas de los demás” (9), como decía el presidente Raúl Castro si la demanda de esos demás no es solvente?, ¿qué tipo de valores morales y cívicos se les va a pedir a aquellos que los mecanismos de mercado desplacen hacia los estratos más bajos?, ¿qué honradez y honestidad solicitarle a aquellos cuyo único delito es haber entregado a otros su excedente a través de los mecanismos perversos y malvados del mercado?, ¿a quién tenemos que pedirle: a la señora que en las casas de alquiler a turistas en Cuba está sentada en el salón viendo novelas de folletín de pobre factura, melodramáticas por excelencia y subculturales por su esencia o a los hijos de la compañera asalariada (“criada en otros tiempos”) que limpia y prepara las dos habitaciones que su madre hace mientras la dueña de la casa se da vida de rentista?.

¿Cómo hacer compatible la  aspiración de alcanzar una moral comunista en una sociedad donde se toman medidas que, para que ocultarlo, tienen un contenido capitalista (propiedad privada, compra-venta de fuerza de trabajo, producción de excedente y apropiación del mismo por el dueño de los medios de producción, acumulación de capital, rentismo y parasitismo) con todas sus consecuencias sociales?, ¿o es que los dirigentes cubanos no ven que compatibilizar ambas cosas es un absurdo? (10), ¿no pasan por la mente de los cubanos serios y honrados con vocación de servicio a los excluidos (y me imagino que habrá muchos) estas interrogantes?, ¿son irracionales y descabelladas, del todo desproporcionadas y anticomunistas estas preguntas?.

Y termino haciéndole una advertencia a la izquierda cubana: si para combatir esas lacras sociales que son objetivas no subjetivas, utilizan medidas represivas y coercitivas que como posibilidad ha dejado entrever Raúl Castro  el 7 de julio en el Parlamento, durante la Primera Sesión Ordinaria de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, le puedo decir que con coacción, represión (del tipo que sea) y conminación acabarán con los coaccionados, los represaliados y los conminados, pero no liquidarán las causas que han llevado a utilizar la coacción, la represión y la conminación.

Notas.

1- Intervención del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la  Primera Sesión Ordinaria de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba. 7 dejulio2013. Disponible en http://www.cuba.cu/gobierno/rauldiscursos/2013/esp/r070713e.html
2- Raúl Castro. Discurso citado.
3- “No me refiero a ese bloque con el término usual, campo socialista, porque de su ignominioso final se desprende que no fue tal”. Regalado, Roberto. “¿Por qué publicar un libro sobre insurgencias, diálogos y negociaciones?”. Prólogo al volumen recién editado por Ocean Sur. Rebelión 23 mayo 2013. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=168467
4- “América Latina continúa siendo prioritaria para EE.UU., en el plano militar y como abastecedora de materias primas”. Entrevista al economista e investigador argentino Claudio Katz. Rebeliób 24 julio 2013. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=171564
5- Raúl Castro. Discurso citado.
6- “Cuba: condenan por corrupción a 12 ex funcionarios de la industria del níquel”. Gerardo Arreola. La Jornada 22 agosto 2012. http://www.jornada.unam.mx/2012/08/22/mundo/022n1mun
7- Raúl Castro. Discurso citado.
8- Raúl Castro. Discurso citado.
9- Raúl Castro. Discurso citado.
10- Según el cubano Roberto Regalado cuyas advertencias parecen que no han sido tenidas en cuenta “la reforma progresista del capitalismo solo prosperó en aquellos lugares y momentos en que fue compatible con el proceso de reproducción del capital. Esa compatibilidad no existe hoy, ni en América Latina, ni en ninguna otra región del mundo. Puede argumentarse que, a raíz del agravamiento de las contradicciones del capitalismo, es imposible que esa compatibilidad vuelva a presentarse” (Regalado Álvarez, Roberto. “La izquierda latinoamericana hoy Reforma o Revolución”. Rebelión 9 enero 2006. Disponible en:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=25252). Con lo cual toda esperanza en las actuales transformaciones económicas en el sentido de “actualización del modelo económico socialista” según las llaman en el Isla, tienen la suerte echada, sólo es cuestión de tiempo para que el espejismo se desvanezca.


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