lunes, 4 de noviembre de 2013

Lentamente… pero se mueve.

 Por Víctor Andrés Gómez Rodríguez

“Para vivir en el presente se necesita hacer algo que los políticos detestan: repensar las cosas. […] Las cosas están cambiando. Lentamente, muy lentamente, pero de forma perceptible. […] Es demasiado pronto para decir algo con fundamento sobre el declive del imperio estadounidense, pero no se necesita un sismógrafo para percibir que hay movimientos en esa dirección.”
Uri Avnery.



Aunque parezca contraprudecente, nuestros propios errores y negligencias dan fe de los sistemas de graves desajustes del imperialismo en la actual hegemonía capitalista.

Muchos momentos importantes de las luchas contra la expansión del sistema burgués en el siglo XX se suscitaron durante etapas de expansión de esa dominación. Aun si discutible, los movimientos del pueblo políticamente organizados, y las maneras más lúcidas, emergieron bajo esas condiciones históricas. En Viet Nam que derrotó a la agresión anglonorteamericana, que tuvo nivel global de genocidio, y su líder mundializado Ho Chi Ming, ofrendaron cientos de miles de muertos y personas mutiladas durante lo que Vo Nguyen Giap calificó lúcidamente como una victoria cultural.


El triunfo de la Revolución Cubana liderada por Fidel Castro Ruz, finalizando la mitad del siglo XX, fue un mazazo histórico que colocó no sólo a Cuba sino a la región de nuestramérica en una posición decisoria para el equilibrio del mundo. Y aportó el pensamiento, la acción y la obra de de un hombre proa contra la expansión imperialista: Ernesto Che Guevara.

Cuando más rutilante estuvo la luz oscura del neoliberalismo en la región, y coincidiendo con el cambio, también apagado del siglo XX mismo en 1992 el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías protagonizó la asonada de lo que fue el adelanto de la revolución actual que experimenta la República Bolivariana de Venezuela, que por cierto, no es ni será tan pacífica como algunos izquierdistas de barriga ancha y currículo político estrecho preconizan.

Como la hegemonía angloestadounidense resbala con cada mancha que provoca, no pocas mentes fláccidas disciernen que se irá por el camino de la noche tropical, sola, sin decir adiós; como pregonan las canciones de borrachera romántica de ese pop fabricado con edulcorantes sintéticos que oferta el consumismo del libre mercado.

Entonces, unos más que otros, aprovechan, como de todas maneras la hegemony “se va” en cualquier momento; como la vida es una sola y hay que vivirla, con las dos terceras partes del cuerpo se dedican a disfrutar de los placeres urbanos y campestres, y con la tercera que resta le dedican dos o tres días de la semana, non sancta a ver qué pueden hacer por el cambio radical socialista. ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Cuál es el sentido? No importa mucho siempre que nos espere otra noche de gozadera, mientras esa hegemonía decida el día en que reservará su boleto de avión.

Asi se ha ido perdiendo la intelección elemental con que discernir el lugar en que se sitúa el Infierno; las variantes más comercialmente cómodas de las religiones clásicas y populares nos irán haciendo el trayecto más cómodo. Y de esa manera iremos viviendo la “vida”, sin desperdiciarla con conexiones sinápticas incómodas, excesivamente estresantes; por ahí comentaron que la dominación tiene su lado agradable. ¿Con tanta vidriera repleta de “cosas” quién va a pensar demasiado en la hambruna? Pero además, ya no estaremos vivos cuando el mundo se desplome por la contaminación de la biosfera.

Casualmente el núcleo duro del capitalismo piensa más o menos así; y han ido determinando, que no tienen por qué irse tan de prisa. Se pueden “echar” una cuantas generaciones más bombardeando y expoliando. De paso pueden ir buscando, por si acaso, estructurar una perspectiva de dominación post-neoliberalismo.

De esa manera iríamos consumiendo la travesía de la lucha de clases, con semanas de vacaciones de verano, de invierno, días de Halloween, fiestas de fin de año, alguna que otra “descarguita” “drinkeando” en casa de los amigos de militancia, disfrutando por la TV campeonatos de béisbol y de fútbol. Lo que reste se empleará en la batalla contra los enemigos de clase.

Solo que los muertos producto de los genocidios que provocan las guerras, las riadas de emigrantes hambrientos y la acumulación polarizada de la riqueza nos dejan en el esqueleto, a las puertas del crematorio. Y entonces, sólo entonces nos damos de bruces –no tan lentamente- con que existe “vida” únicamente para el reajuste de la dominación imperialista. Emocionante, ¿eh?



Desde el litoral oeste de La Habana, revolucionaria, marxista, bolivariana y martiana. 04/11/2013    

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