Por Víctor Andrés Gómez Rodríguez
“¿Cómo de grande tiene que ser el
cementerio de mi isla?”
Giusi Nicolini. (Alcandesa
de Lampedusa)
Desde la zona de operaciones de la guerra económica angloestadounidense
contra Venezuela revolucionaria por bolivariana, se puede otear hacia el
horizonte del sistema capitalista y su despliegue para la ocupación del mundo.
La suma de tal despligue sigue acarreando, como consecuencia, que al mundo le
“sobra” gente.
Para la mayoría de los medios (capitalistas) de información, la
tragedia acaecida frente a las costas de la isla italiana de Lampedusa hace
rato “ya dobló la esquina”; es un suceso olvidado debido a otras tragedias
como el colosal huracán Haiyan que arrasó con la islas de Filipinas con vientos
de más de 350 k/h dejando cerca de diez mil muertos, cuando se degradó a
tormenta tropical frente a las costas fronterizas de Viet Nam y China. Las
naciones del “sur” sistémico están obligadas a enfrentarse a los desastres
del capitalismo; y a los desastres naturales de una forma u otra agravados por
el primero. Pero regresando a “los conejos de España” –aunque no sean los del
Rey-, el olvido provocado con respecto a la tragedia de Lampedusa, padece un
fuerte olor a escape de gas que presagia una explosión mayor. Los desastres
migratorios son la consecuencia de las guerras “locales” que el despligue
global de la ocupación imperialista del mundo provoca en los espacios del Medio
Oriente y el Cuerno africano, donde según se comentaba iban experimentando una
“primavera árabe”.
De ser cierto lo anterior, que la providencia nos salve del verano que
la siga. Sin ser la única proveedora de emigrantes en el mundo actual, esa zona
se caracteriza por el modo en que se mueven miles de personas a través, por
ejemplo, del Mediterráneo, en embarcaciones inseguras, muy sobrecargadas. Y
sobre todo por el precio que los traficantes cobran por persona; el cual no
baja de alrededor de mil dólares. Vega Cantor las denominó migraciones
mortales:
En nuestro tiempo se presenta un notable flujo migratorio desde los
países del sur hacia la Unión Europea y hacia los Estados Unidos. Aunque esta
no es la única corriente migratoria, si es la más conocida, y la que está
relacionada en forma directa con los centros dominantes del capitalismo
mundial, donde opera la principal fuerza expulsora de la gente en todo el
mundo. El desplazamiento masivo de población de los países pobres hacia los que
aún se siguen presentando como prósperos –aunque algunos de ellos ya no lo
sean, como España- se explica, por lo menos, por cuatro razones: Planes de
Ajuste Estructural (PAE) en el sur y el este del mundo; destrucción de las
economías campesinas de subsistencia; implantación de dictaduras criminales al
servicio del capitalismo mundial; y el impacto de las transformaciones
climáticas. [i]
Es el para allá o para acá sangriento de la Historia; desde el siglo XVI y
hasta el principios del XIX nos “sacaban” a la fuerza de Africa, secuestrados. A partir de la experiencia
trastornada que fundó a la república fallida de Liberia, tras los insoportables
avatares de la desruralización del mundo perpetrada por las hegemonías capitalistas en su
proceso extenso de colonización y neocolonización expandiendo a la dominación
de su cultura; nos vuelven a secuestrar (al revés) solo que ahora exigen
dinero, mucho, por viajar en la misma dirección y de la misma manera que hace
siglos... con espectativas peores; a partir del “principio” mundializado de que
el ser humano es prescindible. Porque siempre es un viaje hacia la muerte:
Lo ocurrido el jueves 3 de octubre de amanecida junto a la costa de
Lampedusa alcanza un nivel inigualable de horror en su condensación de miseria
humana, falta de piedad y desprecio absoluto por los otros. ¿De verdad los
negros tienen alma? Es una pregunta teológica que discutieron las iglesias, no
sólo la católica, y los negreros, durante siglos. Nuestro marqués de Comillas
lo tenía muy claro; los jesuitas se lo habían explicado a golpe de confesión y
compensación; Dios se lo perdonaría todo, se lo garantizaron; de no ser así,
hubiera sido impensable tamaño dispendio volcado en la Compañía de Jesús. Un
barco pesquero desvencijado sale del puerto libio de Misrata. Lo dirige un
delincuente tunecino, Jaled ben Salem, 35 años, tuerto, reincidente. Lleva
dentro 525 personas, de las cuales 40 son niños –algún recién nacido y los
demás de siete años para arriba–. Todos van distribuidos como si fuera el
Titanic en su travesía inaugural; 500 dólares el más barato, con derecho a no
salir de las bodegas y la parte baja del barco, y 1.500 dólares la gran clase,
en cubierta, siempre con más posibilidades de sobrevivir en caso de tropiezos. [ii]
En las diferencias entre aquella época y esta están sus
consecuencias... la nueva travesía como delincuentes, sin siquiera permiso
“oficial” para devenir esclavos. La huída en masa de las zonas en guerra, o
asoladas por el despliegue de esa ocupación imperialista, es aprovechada por
avezados traficantes que sumergen a miles de víctimas indefensas en la noche
más negra que pueda imaginarse. Teniendo en cuenta que el país al que aspiran a
llegar ni les espera; ni les quiere. Más bien les tratarán como a delincuentes.
¿Qué trozo del mundo les pertenece si el propio ha sido tomado por el
despliegue de los bombardeos y los genocidios, una y otra vez durante los
últimos cuatro siglos? ¿Cuál el lugar real y las condiones de arribo?
Se acercaban ya a la isla de Lampedusa cuando en el amanecer hay que
avisar al contacto de tierra, lo que se llama “la antorcha”. Se quema un palo
entelado y ahí se desencadenó el final de la tragedia; una torpeza, el fuego se
extendió. Luego el caos, la descompostura del barco, su desequilibrio, y el
hundimiento. Los de arriba pueden al menos usar las manos, los de abajo
quedarán encerrados para siempre en las bodegas. […] Hay una ley italiana
denominada BossiFini, reciente y promovida por el posfascista Fini y el
descerebrado Bossi, idiota de media cara y todo el cerebro, líder de la Liga
Norte –nuestro futuro patriótico, aseguran algunos–, según la cual ningún
pescador puede ayudar a un emigrante en apuros a menos que lo recoja y lo lleve
directamente a los carabineros. Los emigrantes son por principio de ley
delincuentes. Por tanto, quienes vieron cómo se hundían, los guardacostas que
se tomaban su tiempo para que el mar hiciera el trabajo que ellos no están
animados a hacer, todos ellos cumplieron la ley[iii]
Todos los embarcados, incluyendo a esa cantidad de niños quedan a
merced de las aguas oscuras ante la vista impasible de los locales que no
mueven un músculo para ayudar; porque es “ilegal”. Ayudar a un ser humano en
apuros, es de humanos, pero ilegal. La cantidad de cadáveres sobrepasa a la
capacidad de exhumación de la pequeña isla de Lampedusa, que deviene en tierra
de necrorcomio para “ilegales” sin nombre; solo identificados con un número. ¿Por
qué no se quedaron tranquilos en su país?
Porque sus padres no son jefes de tribu o aspirantes como ellos.
Segundo, porque todos eran eritreos y es sabido que en Eritrea, país
independiente desde 1993 y que el 95% de los ciudadanos no sabría ni dónde
colocar en el mapa, puede tocarte hacer el servicio militar hasta los 40 años,
si tienes suerte. También porque todo ser humano lleva inscrito en su ADN el
derecho a luchar contra su propia hambre. [iv]
La ciudadanía para los muertos el más macabro de los euro-entuertos; a
los que quedaron vivos los regresan tras una multa de seis mil euros...¿eso es,
o no es la guerra? Los auores citados nos recuerdan que Carlo Lizzani el guionista del filme italiano neorrealista Arroz Amargo se mató a los 92 años asqueado del mundo
capitalista. Ese mundo de la etapa postguerra el del (angloestadouidense) Plan
Marshall para Europa occidental. Que en la actualidad atraviesa otra crisis
global capitalista. Y aun si suena a relato de locos, los mismos europeos huyen
de sus centros sistémicos; claro son los más vulnerables, fundamentalmente por ancianos
en estatus de insustentabilidad financiera para quedarse en su países, sobre
todo italianos, serbios, croatas. Algunos de ellos, silenciosamente, han venido
a carenar a Cuba. Se casan con una mujer mucho más joven, escarban entre la
economía ilegal en busca de una vivienda que reforman constructivamente a la
décima parte del precio que les costaría en su país de origen; le juegan cabeza
al mercado en frontera; no oficializan sus “arreglos de negocios” con firmas
acreditadas aquí –casi empresas “de cartera”-;
para las que son muy bien venidos sus pequeños aportes de inversión. Y se
planifican un futuro, privado, de senectud feliz como si “plutócratas” residentes en medio de nuestras escaseces provocadas
por el acoso para la ocupación
imperialista del mundo. De alguna manera ellos, que fueron desplazados por el
mismo despliegue, dentro de Europa, se disciernen nuevos “colonos” “apoderados”
que les pasan por encima a nuestras leyes. ¿No es, acaso, una variante
silenciosa de ese despliegue imperialista para la ocupación del mundo?
El derecho a la desesperación con que salir de la hambruna provocada
por los insoportables desajustes del capitalismo, es lo único que ha ido
quedándole a las mayorías; al pueblo sin organización ni cultura política
pertinentes. Y es una pandemia. Luchar a muerte contra las oligarquías locales
y contra la plutocracia global es la única posibilidad para evitar convertirnos
en desplazados sin rumbo. ¿Quiénes nos representan en el poder revolucionario lo
han pensado bien; eh? Porque las revoluciones sociales radicales no tienen
retroceso otro que no sea terminar naufragando frente a las costas de una
Lampedusa ante los ojos impertérritos de quienes ya tienen previsto que no nos
salvarán.
Desde el litoral
oeste de La Habana revolucionaria, socialista y bolivariana.
12/11/2013
[i]
Renán Vega Cantor. Otro crimen del capitalismo. Pobricidio en el Mediterráneo.
Rebelión. 22-10-2013. http://www.rebelion.org
[ii]
Gregorio Morán · Javier de Lucas. Lampedusa. Dossier. sinpermiso.info.
13/10/13. http://www.sinpermiso.info
[iii]
Ibidem.
[iv]
Ibidem.
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