miércoles, 21 de agosto de 2013

¿Y acaso la prisión de Julián Conrado no es corrupción?

                                                                         
 Por Yuri Valecillo

Esto de las cruzadas contra lo que sea me preocupan y es que el papel de los cruzados nunca fue amable con ningún pueblo, nación, lengua o religión y de ahí parte mi primera interrogante ¿quiénes serán los cruzados, quienes los infieles? Yo por estas cosas de ser libre/pensador y ateo asumido me preocupan estos términos.

Por ahí buscando entre papeles y libros ya leídos me reencontré con aquel libro del hoy diputado William Ojeda, “Cuánto Vale un Juez” junto con algunos amigos abogados participe en foros, debates y actividades donde exigíamos su libertad. Recuerdo a Israel Sotillo y Rafael Pérez Castillo en la denuncia clara y constante por la libertad de aquel, quien en esos días era un joven abogado.

Sí. Ese libro editado por Vadell en el año 1995 para muchos −e inclusive para el mismo William− está hoy más vigente que nunca. Allí se señalaban jueces, tribus, lluvias de billetes. Entre otras cosas, no me atrevo a decir que el festín haya acabado, y eso después de casi tres lustros de proceso.

Y es que todo no es la corrupción de dinero. Algo tiene que estar detrás de todos esos hechos que van desde el robo hormiga (ese que se lleva un televisor de alguna tienda gubernamental) hasta el silencio de cosas más graves. Y es que desconocer que actos que también son graves, sería hacer del engaño nuestra comadre, Tendremos que preguntarnos qué pasa con la conocida como la mafia de la cabilla o los asesinos intelectuales del Cacique Sabino o el silencio frente al caso de Julián Conrado para utilizar un término de "cruzada". De omisión también se peca”, y para no pecar en el vocabulario, encuentro: omisión s. f. 1   Abstención de decir o hacer algo voluntaria o involuntariamente: la omisión de su nombre fue totalmente intencionada. 2   Falta que se comete por haber dejado de decir o de hacer una cosa. Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.

El caso Conrado me preocupa particularmente un hombre preso sin juicio. ¿Será una muestra de decencia, decoro, depuración, integridad, moralidad, pureza? No lo creo. Nada más cercano a la corrupción  que mantener a un hombre preso, detenido y que estuvo durante meses incomunicado sin saber por qué. Nada más cerca de la corrupción que la participación de organismos policiales de un país extranjero en territorio nacional.

La lucha contra la corrupción requiere de transparencia, y su mayor aliada es la opacidad, el desconocimiento y los oídos sordos de algún funcionario tenga  éste el cargo que tenga. Hoy tenemos que decirlo en voz alta. Sí. En alta, clara e inteligible voz: La detención arbitraria e ilegal de Conrado es un acto de corrupción y no se requieren de leyes especiales para subsanar, corregir, remediar, enmendar la falla, el error, la injusticia que se sigue cometiendo cada segundo que este cantor hermano pasa en prisión.

Apoyo y avalo y defiendo el esfuerzo a realizar y la palabra de Nicolás Maduro. Sí, del Presidente de la Republica, pero no podemos olvidar o hacernos los carentes de memoria al recordarle y recordarnos que tenemos un preso que está “olvidado” por la justicia nacional o mejor dicho por los representantes de la ley. Porque la justicia debería otorgarle la libertad.

Las monedas como suenan la prisión sin razón de Julián Conrado es un acto de corrupción, y si queremos comenzar a dar la pelea contra ella, deberíamos dar un ejemplo grande, evidente, luminoso. Aplicar la ley y otorgarle la libertad a un hombre.

Yo asumo mi condición de ateo confeso (¡Y mire que me ha costado, en la escuela los gritos eran de “ateo y comunista”) pero respeto profundamente las creencias y prácticas del ajeno, y no puedo negar que descubro algunas cosas que son maravillosas, entre ellas, el sentido de la honestidad que profesan muchos sectores religiosos de nuestra sociedad.


Es así Señor Presidente que a usted, como cristiano que es, acudo. No peque de omisión en un acto que a todas luces es arbitrario, ilegal y carente de toda legitimidad, otorgue la libertad a Julián Conrado y profese con el ejemplo, para así poder −no seguirlo− y sÍ acompañarlo en las nuevas batallas que están por venir.

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