lunes, 12 de agosto de 2013

El Gobierno Bolivariano quiere privatizar a Industrias Diana. Y también a Lácteos Los Andes


Por Opción Obrera

Industrias Diana fue nacionalizada a mediados de 2008 luego que la anarquía del capital la llevara a la quiebra, al no poder hacerle frente a los grupos industriales que acaparaban el mercado de las grasas comestibles.

La voracidad de los grupos industriales económicos ligados al sector de alimentos está haciendo mella en las industrias de ese ramo que han pasado al Estado, lo hayan sido por el reclamo de sus trabajadores al defenderse de los despidos y el cierre de las mismas o por una iniciativa gubernamental de garantizar cierta soberanía alimentaria a partir de insumos producidos nacionalmente como respuesta a la importación. El nacionalismo bolivariano en el marco de la conciliación con los capitales privados al no plantearse la expropiación de los más grandes, en particular en la agroindustria con la presencia de pulpos nacionales y extranjeros –Polar, Cargill, Nestlé, Kraft– y su pretensión de competirle el mercado interno a ellos –una respuesta nacionalista exigua–, donde las condiciones de crecimiento económico vienen en retroceso como consecuencia de una crisis mundial del capital de carácter sistémico y de bancarrota, conducen a lo que ha sido su tradición histórica. Con nacionalizaciones indemnizadas a valores de “lomito” –bajo el rimbombante nombre de “socialismo” de características nacionales propias– se salvan a los capitalistas quebrados para luego terminar vendiéndolas a precios de “gallina flaca” a los mismos pulpos que las llevaron a la quiebra.

El Estado nacional, pleno de industrias nacionalizadas ineficientes de cualquier tipo, sometido a su conciliación con los capitales nacionales e internacionales, en particular el financiero, para poder cumplir con “todos” recurre al endeudamiento como factor de apalancamiento con la idea de llevarlas a niveles productivos de mejores tiempos, pero el esfuerzo resulta en vano –con sus excepciones como Industrias Diana o Lácteos Los Andes. Los puestos a dedo por el gobierno en su dirección a lo que conducen es a la corrupción con que sus inversiones terminan siendo tramitadas, todo esto a espaldas de los únicos que realmente pueden poner productiva sus empresas con su propio control directo y autónomo, los trabajadores.

Los trabajadores de Industrias Diana resaltan la atención de Chavez respecto a la empresa pues la llevó a una corporación con 6 plantas en el país que hacen un proceso productivo que va desde la siembra y la cosecha de semillas oleaginosas hasta la elaboración de los productos terminados de alto consumo en la dieta del venezolano. Algo semejante ocurrió en Lácteos Los Andes. Lo contrario sucede en las industrias básicas del Estado en Guayana o la miríada de otras empresas de cualquier tipo a lo largo y ancho del país. Una golondrina no hace verano, el socialismo sólo es posible con la intervención directa de los trabajadores y ellos afectando el capital con su propio gobierno.

Un Estado plagado de industrias nacionalizadas improductivas a la par del aumento en el gasto público para sostenerlo mientras los recursos de su financiamiento son cada vez menos –aún con los altos precios del petróleo; los efectos de una crisis mundial que hace más voraces a un cada vez más reducido número de capitalistas con el fin de quién se salva primero de la bancarrota generalizada; lo altamente costoso que le implica al Estado el endeudamiento criminal a que está siendo sometido y que los explotados terminamos pagando con devaluaciones, inflación, escasez, desabastecimiento y especulación; todo ello conduce a una nueva política “nacionalista” de acuerdos con los mismos sectores de la burguesía que antes peyorativamente se les llamaba de apátridas.

El gobierno bolivariano entonces se ve en la necesidad de ofrecer las “joyas de su corona” para, con más conciliación vergonzosa, garantizar el apoyo que les puedan brindar los capitalistas para mantenerse en el poder político aunque cada vez menos disponga del poder económico. Como buen pequeño burgués nacionalista sólo confía en sus imposiciones y no en la fuerza de los trabajadores y el pueblo organizado. Esta entrega ya la hemos venido viendo con la presencia del SITME –ahora SICAD–, la libre importación de cualquier cosa por lo fácil que resulta que el ministerio de comercio otorgue los permisos, o el mercado altamente especulativo con precios signados ya más de 5 veces por encima del devaluado dólar oficial que está vaporizando el poder adquisitivo de los trabajadores para que los capitalistas sobrevivan a las condiciones de crisis del país.

Los signos de esta entrega respecto a Industrias Diana dieron inicio con la intención del ministro Félix Osorio de controlar totalmente la empresa dejando por fuera a sus trabadores, quienes, en oposición, se han declarado en rebeldía. Pero aún hay más, también es público el saboteo que desde el SADA se les hace para impedirles la salida de los inventarios al negarles las guías de despacho y también el incremento en las cuentas por cobrar pues ni CASA ni PDVAL están pagando. Si a esto se le suma una denuncia por corrupción que el ministerio de alimentación ha introducido en Fiscalía, donde a los trabajadores de Industrias Diana se les somete a “declaración” –realmente a interrogatorios de hasta de 5 horas por parte del SEBIM con el fin de quebrarlos en la lucha– y adicionalmente una exigencia de aumentar la comercialización por encima del 80% (AVN, 10/08/2013) que ya hacen CASA y PDVAL mientras es cada vez más notorio para el consumidor final que los mismos no se consiguen, demuestran a las claras las iniciativas del gobierno bolivariano en paralizar la producción de Industrias Diana, denunciar a sus trabajadores de saboteadores echándoles la culpa de ello y criminalizar la acción directa de su control obrero. Es igual a lo que ha pasado con Lácteos Los Andes donde su situación económica ya alcanza ribetes de quiebra.

Con todo ello se busca la privatización, en principio concertada como una empresa mixta con los capitales privados del país, pero, aún teniendo el Estado la mayoría accionaria, dejándole en sus manos la dirección de la empresa. Sin tanta alharaca ya esto último se viene haciendo con las plantas nacionalizadas improductivas de harina de maíz. Al capital privado –¿la Polar?– le han dado la responsabilidad de hacerlas “productivas”. Aquellas palabras de Maduro de decirle cuatro verdades a Lorenzo Mendoza se las terminó diciendo éste, y con qué resultados a su favor. En la cuarta nos decían de la necesidad de privatizar todo como salida a la debacle económica y nos ofrecieron villas y castillos, en la quinta nos vendrán a decir que se hace en nombre del “socialismo” y por tanto debemos sacrificarnos.

Los trabajadores no podemos quedarnos de brazos cruzados ante esto. La solidaridad con los de Diana no basta hacerla de palabra. Es necesario convocar una movilización que los acompañe para impedir lo que está ya en marcha. Del mismo modo para conquistar que nuestro depreciado poder adquisitivo mejore con un salario mínimo igual a la cesta básica familiar y un aumento general de sueldos y salarios ya que aquí no vale sacrificio cuando los empresarios se están salvando de la crisis que han causado.

DEFENDAMOS EN LA CALLE LAS DEMANDAS DE LOS TRABAJADORES DE INDUSTRIAS DIANA.
SOLIDARIDAD EN LA ACCIÓN CON ELLOS CON LOS MÉTODOS DE LUCHA DE LA CLASE OBRERA.
ORGANICEMOS UN PARO REGIONAL EN CARABOBO HASTA HACERLE TORCER EL BRAZO AL MINISTRO.
FUERA OSORIO DEL MINISTERIO DE ALIMENTACIÓN.
TOTAL APOYO A LA INICIATIVA DE CONTROL OBRERO AUTÉNTICO POR PARTE DE LOS TRABAJADORES DE INDUSTRIAS DIANA.

QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS CAPITALISTAS, NO LOS TRABAJADORES

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