sábado, 10 de agosto de 2013

El ser humano, la libertad, la naturaleza y la vida



Por Javier Del Valle Monagas Maita (*)

La libertad.  Esa intangible necesidad por la cual se han vertido tantas lágrimas, derramado tanta sangre, desparramado tantos ríos de tinta, y engañado a tantas millones personas.  Es usada para conspirar contra ella misma. Los imperios, reinos y religiones la usan como excusa para arremeter contra los pueblos a los fines de someterlos.  Es la eterna lucha, donde la verdadera libertad se bate en fiero combate contra todos los males que la acosan y someten. Hay miles y miles de historias, en las cuales   se repiten, una y, otra y, otra vez.  Los intentos por obtener o defender la libertad.  Más al final de cuentas, todos terminan infructuosos. Algunos logran las primeras metas. Pero al transcurrir de un tiempo no tan largo, no tan breve. Acaban sucumbiendo. Tan breves como Espartaco, tan largos como la URSS. Pero al final fenecen ¿por qué? ¿Es que acaso el hombre nació para ser esclavo del hombre? ¿Es el egoísmo, la maldad, la avaricia, la gula, la perversión, el odio, el mal, ser fuerzas más poderosas que sus antagonistas  benévolos?  Existen intentos, en los cuales se declaró un estado controlado por las masas (Yamahiriya)  un sistema de gobierno, donde el pueblo ejerce el poder directamente en forma participativa y protagónica, en las tomas de decisiones colectivas, como fue el caso de Libia. Pero la contraposición de interés entre el imperio capitalista yanqui y sus aliados, dominado por el sionismo, y una nación soberana, hizo que ésta última fuera explotada y derrumbada. Pese a dejar de ser la nación más pobre de África, pasar a ser la de mayor índice de desarrollo humano. La nación Libia sucumbió ¿Dónde está ese pueblo beneficiado por ese desarrollo que no salió en cambote a defender su proceso, su bienestar, su liderazgo?

Ahora bien ¿Qué es lo que pasa, que esos proyectos se caen?  En mi opinión es que se ha limitado el nivel de participación popular en el sostenimiento del mismo.  No es posible hablar de una democracia participativa, protagónica y democrática, y mantener al pueblo alejado de la solución de su principal problema: su seguridad como colectivo, como nación, como pueblo. Veamos el ejemplo chileno  con Salvador Allende. El negar las armas al pueblo para defenderse, lo puso a merced de los enemigos armados internos y externos.  El resultado todos lo conocemos. Hubo masacre que se pretendió evitar al negarle las armas. Hubo tortura, que se pretendió evitar al negarle las armas.  Hubo desaparecidos, que se pretendió evitar al negarle las armas.  Hay represión, que se pretendió evitar al negarle las armas. Hay despojos, que se pretendió evitar al negarle las armas. Hay violación de todos los derechos humanos, que se pretendió evitar al negarle las armas.  Es decir pretendiendo proteger al pueblo, y se le negó su derecho y armas para defenderse.

En todos esos fracasos por instaurar la libertad. Las fuerzas denominadas progresistas o de izquierda. Han venido pecando permanentemente, antes y después de asumir el poder precariamente. Se comportan de manera débil y complaciente con el enemigo.  Se empeñan en ganarse a quienes a su vez se empeñan en asesinar al pueblo y someterlo. Así ha pasado, así pasa, en Venezuela hoy. La derecha ha violentado todo el orden  y nada pasa. La derecha ha cometido crímenes y nada pasa. La derecha llama a imperios sanguinarios a intervenir y masacrar al pueblo y nada pasa.  Solo amenazas, promesas vacías de respuestas que nunca llegan. Largos discursos. Largas arengas. Largas cadenas de propagandas insulsas. Programas sociales, que aunque con buenas intenciones, son debilitados y hasta anulados por el enemigo interno y externo, sin que tengan consecuencias. Corrupción, sin consecuencias, rotación en cargos de funcionarios no aptos para la función a la que los designan, falta de seguimiento a los proyectos económicos y sociales. Censura a los aliados para evitar la crítica del enemigo o por temor al qué dirán los medios  internacionales del enemigo. Debilidad ante las agresiones internas y externas   ¿Por qué a estas alturas de la revolución bolivariana, se siguen eligiendo alcaldes, concejales, gobernadores? ¿Por qué esos cargos públicos son tan apetecidos por la derecha y la izquierda? ¿Saben por qué?  Porque al poder popular se le ha descuidado y se ha convertido en ficha ¿Dónde están los análisis y las conclusiones sobre el funcionamiento de los Consejos Comunales y su desarrollo ideológico?  Esos C.C, son en teoría, quienes instaurarían el poder popular para sustituir a gobernadores, alcaldes y concejales ¿Por qué hay alta resistencia popular a los funcionarios gobernando hoy en nombre de la revolución en los estados y ni se diga de esa oposición pervertida? Ellos tienen su gente ¿Pero bajo que método obtienen esa solidaridad y acompañamiento? ¿Se podría decir solidaridad o más bien complicidad?  ¿Por qué creen que la mayoría de quienes creen en el proyecto socialista y denuncian esos vicios, no militan en los partidos que dicen defender ese proceso? Pese a que la mayoría está fuera de esas estructuras, se ven obligados a acompañar al proceso bolivariano en sus tarjetas, por que el poder popular es marginado. Pero esos partidos se asignan la propiedad de los votos y las acciones de quienes no militan en ellos y hacen festín sin respetar a los dueños de esas conciencias.

 Se están cometiendo los errores que han llevado al fracaso los anteriores e históricos ensayos por ser libres. Pero nada ni nadie quieren rectificar. Se exige auto crítica, pero se censura. Se habla de participación, pero se margina. Se solicita apoyo, pero se desprecia.  Al final lo único que se pretende es gente que haga bulto y sirva de comparsa para alimentar egos y sostener amenazas que no llegan a nada.  El enemigo, en realidad no es poderoso, pues el capitalismo es generador de pobrezas e injusticias. Lo que pasa, es que quienes lo dicen combatir, cuando asumen el poder. Al tener privilegios, piensan que ellos son pueblo y entonces se olvidan de las metas, sus necesidades y razones. Luego sigue la degradación hasta llegar a la dispersión.  Ojalá, la historia no se vuelva a repetir y se rectifique a tiempo.  Al pueblo hay que armarlo, entrenarlo y prepararlo para defenderse.  Esa es la única forma de evitar que sea sometido otra vez…

 

(*) Abogado con patria


No hay comentarios:

Publicar un comentario