Por Diosdado Rojas Ferro
En el discurso de
clausura que resumió la Primera Sesión Ordinaria de la VIII Legislatura de la
Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, lo que se conoce como el
Parlamento cubano, acaecida el 7 de julio de 2013, el presidente cubano Raúl
Castro, quien también es el primer secretario del Partido Comunista de la
Isla, dedicó la mayor parte de su
intervención a tratar el tema relacionado sobre los malos hábitos y el ambiente
de indisciplina que se han arraigado en la sociedad cubana.
Casi al inicio de su
alocución expresaba lo siguiente “imagino
las noticias en los próximos días de la gran prensa internacional,
especializada en denigrar a Cuba y someterla a un frenético escrutinio; ya nos
hemos acostumbrado a vivir bajo el asedio y no debemos restringirnos a debatir
con toda crudeza la realidad, si lo que nos motiva es el más firme propósito de
rebasar dicho ambiente”. (1) En
primer lugar diremos que quien escribe estas reflexiones jamás lo hará en el
ánimo de difamar, desacreditar ni vilipendiar a la Revolución Cubana, nunca
enviaríamos estas meditaciones a la gran prensa, como tampoco creemos que el
compañero Raúl lo haya dicho con el ánimo de acotar el debate, mucho más si el
contenido que atañe el mismo corresponde a una experiencia socialista en la
cual todas las personas antisistemas del mundo ponemos nuestros ojos.
Lo que ocurre es que
dentro de la izquierda le tememos a la crítica, huimos el debate sí este va
contra nuestros puntos de vista; la izquierda, que tanto se queja (con razón)
de la farsa que es la democracia
representativa burguesa, evita el debate cuando le resulta espinoso, elude
comentarios contrarios a la forma de ver las cosas por sus respectivos aparatos
ideológicos, esquiva opiniones discrepantes. Si el enemigo la ataca hasta se
regocija de la acometida (señal de que va bien), si por el contrario viene de
dentro de sus filas lo considera ingratitud; y en el caso de Cuba lo que hemos
visto en los últimos tiempos es la ausencia de lo segundo y la casi
desaparición de lo primero, apareciendo en cambio una manifestación totalmente
nueva: los elogios, las alabanzas y la congratulación de los adversarios por
las transformaciones iniciadas, a las que solo cuelgan un epíteto, llegan con retraso, van lentas y resultan
insuficientes, aspectos estos que han acomplejado a buena parte de sus seguidores, ya que por
primera vez en 50 años contemplamos el extraño caso en que los gobernantes
cubanos y sus acérrimos enemigos coinciden en algo, lo que no deja ser un poco
chocante (y preocupante).
¿Pero por qué tocar el
tema de los valores morales y la conducta cívica de la sociedad cubana ahora?.
Todo parece indicar que es porque se va llegando a un punto de inflexión, el
largo período de 20 años de escaseces y privaciones materiales y de todo tipo,
va haciendo mella en valores como “la honestidad, la decencia, la vergüenza,
el decoro, la honradez y la sensibilidad ante los problemas de los demás” (2) tal y como lo reconoce el propio
Raúl.
Y es que la Revolución
Cubana después del derrumbe del “bloque europeo oriental de posguerra”
(3) se vio sometida a lo que los cubanos llegaron a llamar doble bloqueo, al
sumarse al mantenido por EE. UU. desde 1959 el que se originó por el drástico
corte de relaciones con quienes fueron sus aliados durante 30 años, perdiendo
de la noche a la mañana el 85 % del comercio exterior, cayendo el PIB entre
1990 y 1993 más de un 30 %, a lo que se añade que si hasta ese momento las relaciones
con dicha agrupación de países eran en condiciones preferenciales para la Isla,
las iniciadas a partir de esa fecha se atenían estrictamente a las reglas del
mercado, donde las producciones de Cuba, propias de un país de la periferia del
sistema –mundo capitalista, con su escaso valor agregado tenían una muy escasa
capacidad adquisitiva.
En esas condiciones no
ya para seguir construyendo el socialismo sino para preservar las conquistas
que se habían logrado con él, no les quedó más remedio que comenzar a tomar una
serie de medidas, entre las que se concedía un papel cada vez más destacado al
mercado y a la iniciativa privada que, aunque no se disponía de otro camino
para solventar las conquistas sociales (4) como consecuencia de las mismas han
aparecido diferencias sociales cada vez más notables, el enriquecimiento de
unos pocos mientras empeoraba las condiciones de vida, alimentación, calzado y
vestido de otra parte bastante numerosa, y el agravamiento del problema de la
vivienda, donde el contraste entre las
mejores y las peores es cada vez más llamativo, rememorando paisajes de
regiones y países periféricos donde impera el salvaje capitalismo.
En ese cuadro social es
imposible que se generen buenas prácticas morales, ni virtuosas conductas ciudadanas,
sino más bien lo contrario, la proliferación de la envidia, el rencor, la
repulsa, el odio, la avaricia, el robo, la venta del sexo y otros
comportamientos propios de la marginalidad, no importa que sea el pueblo cubano
uno de los más cultos del mundo ya que que la misma ha sido un contrapeso
importante, pero en la esfera social el “ser social determina la conciencia
social”, y eso es algo que todo cubano conoce desde bachillerato.
Y aunque las máximas
autoridades cubanas hacen hincapié en lo que para ellos es lo más sensible “el
deterioro real y de imagen de la rectitud y los buenos modales del cubano” (5) no deja de ser menos importante el
ambiente de descomposición moral y política entre su élites dirigentes;
ministros y exministros han sido condenados, dirigentes históricos han sido
desplazados de sus puestos por el debilitado control que tenían sobre sus
subordinados, encontrándose presos hasta algún que otro miembro de su
influyente y todopoderoso Buró Político. El periódico mexicano La Jornada de
tendencia de izquierda y nada conocido por difamar sobre la Revolución Cubana
(hecho al que aludía y ante el que parece
in quietarse el compañero Raúl) reportando las penas de prisión a que
fueron sometidos por actos de corrupción en el sector del níquel, el principal
producto cubano de exportación, tres ex viceministros de la Industria Básica y
otros nueve ex funcionarios, decía que “en
el circuito empresarial se calcula que al menos 300 personas están detenidas en
espera de juicio, por casos vinculados a la corrupción en el mundo de los
negocios” (6).
Entonces el problema de
Cuba no es sólo “grupos de muchachos
lanzando piedras a trenes y vehículos automotores”, “evasión del pago del
pasaje en el transporte estatal”, “incorrecta vestimenta de los profesores al
impartir clases” (¡¿y, cuál es la indumentaria correcta, quién la determina
y por qué!?), “botar desechos en la vía;
hacer necesidades fisiológicas en calles y parques; marcar y afear paredes de
edificios o áreas urbanas” (7), el asunto es de mayor calado.
Por eso no creo que “el denominador común de todo este fenómeno
ha sido y es la falta de exigencia de los encargados de hacer cumplir lo
establecido, la ausencia de sistematicidad en el trabajo a los diferentes
niveles de dirección y el irrespeto, en primer lugar, por las entidades
estatales de la institucionalidad vigente, lo cual, por otra parte, menoscaba
su capacidad y autoridad para exigir a la población que se atenga a las
regulaciones existentes” (8),
tampoco pienso que la solución venga de la familia, la comunidad y la escuela
(de la que ya se ha dicho que ha sido un factor de contrapeso importante y
seguirá siendo un elemento reparador significativo), y mucho menos (más bien
todo lo contrario) de la liberación de los mecanismos de mercado que
tiene lugar actualmente (de lo que
curiosa e ingenuamente ha estado a favor una parte considerable de la
sociedad cubana) sino todo lo contrario, la solución vendrá cuando el cubano
sea liberado de los mecanismos ciegos y diabólicos, perversos y terribles de
ese mercado que tanta polarización y
desigualdades sociales traen consigo.
En esa línea de
pensamiento nos preguntamos:
¿Cómo pedirle a un
joven cubano (o de cualquier lugar, porque eso es algo que no sólo es
específico de Cuba) que tenga la decencia de hacerle un favor o brindarle ayuda
a alguien que su subconsciente de marginado o en post de la exclusión le dice
que puede ser la abuela, la madre, la esposa,
la hija o la hermana de aquel que,
cuando va al puesto del mercado quien está vendiendo puede ser el nieto,
el hijo, el marido, el padre o el hermano de aquella, que como mercader no
tendrá ninguna compasión cuando le venda algo, y si no tienes dinero
sencillamente no te ofrecerá nada?, ¿tiene ese señor algún tipo de decencia,
decoro, respeto, estimación o “sensibilidad
ante los problemas de los demás” (9),
como decía el presidente Raúl Castro si la demanda de esos demás no es
solvente?, ¿qué tipo de valores morales y
cívicos se les va a pedir a aquellos que los mecanismos de mercado
desplacen hacia los estratos más bajos?, ¿qué honradez y honestidad solicitarle
a aquellos cuyo único delito es haber entregado a otros su excedente a través
de los mecanismos perversos y malvados del mercado?, ¿a quién tenemos que
pedirle: a la señora que en las casas de alquiler a turistas en Cuba está
sentada en el salón viendo novelas de folletín de pobre factura, melodramáticas
por excelencia y subculturales por su esencia o a los hijos de la compañera
asalariada (“criada en otros tiempos”) que limpia y prepara las dos
habitaciones que su madre hace mientras la dueña de la casa se da vida de
rentista?.
¿Cómo hacer compatible
la aspiración de alcanzar una moral
comunista en una sociedad donde se toman medidas que, para que ocultarlo,
tienen un contenido capitalista (propiedad privada, compra-venta de fuerza de
trabajo, producción de excedente y apropiación del mismo por el dueño de los
medios de producción, acumulación de capital, rentismo y parasitismo) con todas
sus consecuencias sociales?, ¿o es que los dirigentes cubanos no ven que
compatibilizar ambas cosas es un absurdo? (10),
¿no pasan por la mente de los cubanos serios y honrados con vocación de
servicio a los excluidos (y me imagino que habrá muchos) estas interrogantes?,
¿son irracionales y descabelladas, del todo desproporcionadas y anticomunistas
estas preguntas?.
Y termino haciéndole
una advertencia a la izquierda cubana: si para combatir esas lacras sociales
que son objetivas no subjetivas, utilizan medidas represivas y coercitivas que
como posibilidad ha dejado entrever Raúl Castro el 7 de julio en el Parlamento, durante la
Primera Sesión Ordinaria de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del
Poder Popular, le puedo decir que con coacción, represión (del tipo que sea) y
conminación acabarán con los coaccionados, los represaliados y los conminados,
pero no liquidarán las causas que han llevado a utilizar la coacción, la
represión y la conminación.
Notas.
1- Intervención del
General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del
Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de
Ministros, en la Primera Sesión
Ordinaria de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba.
7 dejulio2013. Disponible en http://www.cuba.cu/gobierno/rauldiscursos/2013/esp/r070713e.html
2- Raúl Castro. Discurso citado.
3- “No me
refiero a ese bloque con el término usual, campo socialista, porque de su
ignominioso final se desprende que no fue tal”. Regalado, Roberto. “¿Por
qué publicar un libro sobre insurgencias, diálogos y negociaciones?”. Prólogo
al volumen recién editado por Ocean Sur. Rebelión 23 mayo 2013. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=168467
4- “América Latina continúa siendo prioritaria
para EE.UU., en el plano militar y como abastecedora de materias primas”.
Entrevista al economista e investigador argentino Claudio Katz. Rebeliób 24
julio 2013. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=171564
5- Raúl Castro. Discurso citado.
6- “Cuba: condenan por corrupción a 12 ex funcionarios de la
industria del níquel”. Gerardo Arreola. La
Jornada 22 agosto 2012. http://www.jornada.unam.mx/2012/08/22/mundo/022n1mun
7- Raúl Castro. Discurso citado.
8- Raúl Castro. Discurso citado.
9- Raúl Castro. Discurso citado.
10- Según el cubano Roberto
Regalado cuyas advertencias parecen que no han sido tenidas en cuenta “la reforma progresista del capitalismo solo
prosperó en aquellos lugares y momentos en que fue compatible con el proceso de
reproducción del capital. Esa compatibilidad no existe hoy, ni en América
Latina, ni en ninguna otra región del mundo. Puede argumentarse que, a raíz del
agravamiento de las contradicciones del capitalismo, es imposible que esa
compatibilidad vuelva a presentarse” (Regalado
Álvarez, Roberto. “La
izquierda latinoamericana hoy Reforma o Revolución”. Rebelión 9 enero 2006. Disponible en:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=25252). Con lo cual toda esperanza en las
actuales transformaciones económicas en el sentido de “actualización del modelo económico socialista” según las llaman en
el Isla, tienen la suerte echada, sólo es cuestión de tiempo para que el
espejismo se desvanezca.
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