Por Fidel
Martínez – Militante de Bravo Sur
En estos días
estuvimos conversando con unos compañeros del barrio aquí en Maracay. Ellos nos
mencionaban todo lo malo y bueno sucedido el año pasado. Hacían algo parecido a
un balance, por supuesto sin tener intensiones de saber si hubo o no errores
propios o si se cumplieron metas de trabajo. Era sencillamente una conversa de
gente que siente y padece lo que pasa en las calles y que no ven una mejor
forma de expresarse sino junto a sus amigos. Ellos nos explicaban cómo les
había costado asimilar la partida del comandante; dicen que VTV se los hacía más
difícil. Al principio veían bien esa programación fundamentada en la imagen de
Chávez, porque siempre es bueno recordar, pero luego les parecía que había
detrás de eso mucha manipulación. Ya era hora de aceptar la situación, apretarnos
los pantalones y “darle duro a esta corrupción que nos está matando”. También
nos daban el apoyo usual sobre la situación con el compañero Nervizon Castillo
(privado de libertad injustamente durante 7 meses en el penal de Tocorón). Les
parecía increíble ver en plena de democracia a gente torturada, que se encarcelara
a alguien porque al dueño de la Polar le diera la gana. No entendían cómo en
revolución se ponía preso a un trabajador por ser chavista, por luchar contra
el acaparamiento y a favor del pueblo.
Esa y muchas
otras cosas compartimos con los compas de la cuadra toda una tarde, luchadores
que han pasado por comités de consejos comunales, UBES, patrullas, batallones,
mesas de agua y cualquier otro espacio abierto en tiempos del chavismo. Ellos y
mucha gente, están contentos porque “se les dio duro a los escuálidos” en las últimas
elecciones, pero igualmente están “arrechos” porque sigue la inflación, los
policías siguen abusando, en los hospitales y clínicas te tratan mal y sobre
todo, dicen ellos, “no hay cuadros políticos, no hay moral y luces, no hay líderes
con discurso”, además, “la burguesía sigue mandando en todos lados, esos escuálidos
siguen mandando”. Esta fue una simple conversación de miles llevadas a cabo
diariamente en la Venezuela de hoy en día, que ya ha pasado por 40 años de
punto fijismo y por 14 años de Proceso Bolivariano. Hay muchas ganas,
decepción, muchas fuerzas, dolor, tristezas y expectativas. Es toda una
mescolanza de sentimientos y percepciones, los cuales nos dicen cómo ve el pueblo
lo que sucede.
Es usual la indignación y molestia ante toda
la represión e irrespetos propios de un mundo capitalista, es común que en
nuestros análisis no vayamos a las causas y como consecuencia, muchas veces no
demos buenas propuestas para cambiar esa realidad. Nos llamó mucho la atención
cómo por sobre todos los puntos del “debate”, los compas le hayan dado mucha
importancia a la falta de discurso político de los líderes y que siga “mandando
la burguesía”. Eso denota tal vez un gran paso en el desarrollo de la conciencia
de clase de nuestro pueblo. Nuestros líderes sociales ya manejan cuáles pueden
ser nuestros enemigos de clase y tienen una visión del deber ser de la moral de
nuestra vanguardia, exigencia que representa una gran reivindicación política.
Ellos nos
preguntaban “¿cómo veíamos nosotros la cosa?” y les contestábamos que seguimos
firmes en el hecho de pensar que ésta sigue siendo una lucha de clases, de
ricos contra pobres, de burguesía contra trabajadores. No debemos esperar cosas
diferentes a las sucedidas porque si todavía no hemos superado al capitalismo, siguen
mandando los burgueses. El que tiene la plata compra todo, hasta las
conciencias y con eso consigue el poder. Eso nunca nos lo dicen en la escuela,
iglesia o televisión, pero es así. Los compas que aún quedaban en el compartir,
Roberto y Alejandro, en la medida que hablábamos, nos daban ejemplos puntuales
de ello. De cómo los profesores les enseñaban una manera individualista de ver
a la familia o cómo la televisión mostraba cuán buenos eran los gringos y cuán malos
somos supuestamente los latinos.
Nosotros continuábamos
hablándoles: Este año fue difícil para la clase trabajadora, sin embargo, hubo
también muchos avances; nos detuvieron, sólo en Aragua, a 11 compañeros
obreros, camaradas que hasta ese momento no tenían tal vez conciencia de los
altos costos de la lucha, pero también tomamos las calles varias veces como
clase obrera organizada. Nos sacaron ilegalmente a un montón de gente de sus
puestos de trabajo, como suele suceder, pero tuvimos grandes victorias y sobre
los obstáculos, nos movilizábamos, tomábamos instituciones donde no querían
pararnos, abrimos un gran frente de sindicatos y consejos de trabajadores
llamado FAURTRAB, realizamos infinidad de charlas de formación, ganamos varias
elecciones obreras, hicimos un encuentro nacional obrero, pero por sobre todo,
la clase no se amilanó. A pesar de las detenciones, golpes, vejámenes,
amedrentamientos, muchos compañeros y compañeras siguen firmes y conscientes de
que la lucha no es sólo entre las frías paredes de la empresa, sino por la
vida. Si yo me entiendo luchador obrero, ahora sé que para obtener las
reivindicaciones económicas debo organizarme junto a los míos, luchando contra
la explotacion del hombre por el hombre y en favor del socialismo. Formamos
también “La Herramienta”, órgano divulgativo de la clase obrera que dice la
verdad a trabajadores de todo el país, sobre lo que pasa dentro y fuera de las
empresas.
La
conversación se iba poniendo más interesante. Nos ofrecieron unas cervezas,
pero nosotros, con todo respeto, les dijimos que en otro momento tal vez,
porque ahorita lo que más nos importaba es poderles explicar de la mejor manera
posible, nuestra posición sobre las cosas que estaban pasando y nuestros
anhelos, pero para eso no necesitábamos, en ese momento, del licor. Proseguíamos
entonces:
El
capitalismo se encuentra en crisis en el ámbito mundial. A lo largo del año, se
revientan explosiones sociales en Grecia, España, Francia, Siria, Líbano. Las
grandes corporaciones se pelean continuamente la hegemonía en el mundo y la
posibilidad siempre real para ellos, de ganar más y más. Esa gran burguesía vuelca
sus ojos a Venezuela y no se queda tranquila. Nuestro país, siempre deseado y
apetecido por grandes capitales debido a su ubicación geopolítica, agua dulce,
minerales, petróleo y al consecuente mercado creciente interno, ha encontrado, con
evidente testimonio, a facciones de la burguesía pugnándose por este pedacito
de torta llamado Venezuela. Por un lado, el imperialismo norteamericano y
europeo; por el otro, el capital chino y ruso. La lucha política actual es
mucho más profunda que sólo una confrontación entre chavistas y escuálidos;
esta última es la representación política de los grandes intereses económicos y
de poder detrás de ellos. Poderosas águilas y leones, con manto de belleza,
huelen la sangre que se derrama detrás de sus garras. Cada uno se come al otro
y entre los dos, buscan al más débil para arrebatarle la vida. Esa es la guerra
a muerte entre grandes capitales, la cual encarna una parte de la coyuntura
política. La otra parte está representada por las luchas legítimas del poder
popular, las cuales, enarbolando el plan de la patria y las banderas del
socialismo, se plantean una nueva forma de vida.
Entre tantos
desmanes podemos llegar a pensar que todo está perdido y no hay cabida para el
movimiento revolucionario. Nada más lejano a la realidad. Este año fue de
crecimiento para varios factores obreros, campesinos y comunitarios. Las
expectativas de unidad crecen entre diferentes movimientos revolucionarios y
ningún burgués o burócrata podrá evitar la construcción de la vanguardia
revolucionaria. El Proceso Bolivariano es el abre boca para la gran revolución
socialista y el 2013 anuncia el porvenir. Los obstáculos contra los
trabajadores para organizarse, la represión física y política hacia los obreros
que se rebelan, la falta de proyecto político de avanzada de la burguesía, no brinda
la estabilidad social y política al capitalismo para seguir gobernando.
Cada vez el
pueblo aumenta más su capacidad de acción frente al gran capital. La conciencia
de clases y la madurez de las organizaciones políticas revolucionarias sólo
esperan un momento político más álgido, cuando, superando imposiciones
culturales como el paternalismo, oportunismo y alienación, las masas obreras y campesinas,
en los barrios o desde sus centros de trabajo, no se la calen más y rompan los
débiles bloques que levantan los terribles muros del capital. Muchas veces
pareciera imposible de alcanzar y realmente había sido así, sin embargo los tiempos
se están acortando para el burgués. El esclavismo duró miles de años en el
poder, luego vinieron los señores feudales, grandes latifundistas que mandaron
siglos. El capitalismo sólo tiene doscientos años y ya se le ve su cara de agonía.
Las grandes corporaciones no saben cómo mantener la estabilidad social y
política que justifique sus fastuosas ganancias y, el deterioro político–moral adeco
y escuálido, el debilitamiento de las instituciones burguesas nacionales, la
politización de todo un pueblo y el crecimiento de las vanguardias obreras y
revolucionarias, acercan cada vez más el triunfo de la revolución socialista.
Ya entre algunos
sarcasmos de los compañeros que pretendían decirnos que estábamos aburriendo un
poco la conversa, dejamos de hablar por un momento, luego vimos como salía del
piso corriendo desesperada una cucaracha, detrás un gatico dulce e inocente
jugando con ella, quitándole la vida. De momento se me pasó por la mente que
los grandes asesinos vienen bien vestidos y nosotros los pobres, que somos
vistos por ellos como sucias cucarachas, no armamos ni un chiripero. Por otro
lado, millares de hormigas obreras, levantan todos los días cientos de hormigueros.
Esos gatitos deben jugar con peloticas, no con vidas. El gran tigre de papel,
que es el imperialismo, lo tumbaremos tarde o temprano. Roberto, viéndome a los
ojos directamente, me preguntó ¿Crees que estás soñando? Y yo sin vacilaciones
le asentí con la cabeza. Él mismo me respondió: −Te equivocas, ¡sólo escribes, con tus
pensamientos, las letras de nuestra victoria!
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