lunes, 9 de septiembre de 2013

Contra el olvido y la amnesia histórica, seguimos insistiendo: ¡Libertad para Julián Conrado!


Por Yuri Valecillo

Las cosas marchan a veces y otras, no tanto. Y a veces parecen olvidadas. Este último caso es lo que ocurre con Julián Conrado, ese cantor colombiano detenido en Venezuela después de un “romance operativo” entre los gobierno neogranadino y el venezolano (¡Así como se escribe, entre el gobierno que reprime y desconoce la luchas de su pueblo y el nuestro, que dice defender las conquistas de este mismo pueblo).

Algo como el pacto Molotov, Ribbentrop el primero representante de la URSS y el otro representante de La Alemania Nazi país que luego invadiría a la URSS causando más de 20 millones de muertos. El gobierno de Colombia es un gobierno si bien no con perfiles nazis, sí con perfiles fascistas y enemigo jurado del proceso venezolano.

Sería muy difícil negar esto después de decenas de muestras cotidianas de su accionar en contra de las leyes y el gobierno dirigido por Hugo Chávez: apoyo a los golpistas, vista gorda en el caso de los paramilitares de la finca Daktari, constante acoso en el plano internacional, reconocimiento de hecho del gobierno de Carmona…

Nada nos acerca. Pero aunque no fuera sólo por diferencias políticas, el hecho jurídico está tan opaco que la transparencia en el sentido legal del caso Conrado, sigue en el mismo punto desde que fue detenido. Dos años después no hay condena, no hay juicio no hay respuesta. El gobierno se vuelve mudo, sordo y ciego, y las amenazas siguen lloviendo contra el que se atreva a levantar la voz.

La palabra sólo se utiliza para confrontar o enfrentar −no al enemigo−  y sí al que exige la libertad de compañero Conrado y no para sus perseguidores, que son los mismos que criminalizan la protesta social y política en Colombia. Hace algunas semanas se intentó hacer lo mismo con los trabajadores y trabajadoras de DIANA y sólo su movilización, el apoyo de medios comunitarios sectores políticos progresistas; y en el ámbito de partidos políticos, sólo el Partido Comunista participó de manera noble y digna con opiniones a favor de estos compañeros en su justa y digna lucha.

Los demás partidos y miembros de gobiernos municipales dieron por sentada la intervención de un desafortunado ministro en contra de hombres y mujeres cuyo único delito es hacer que la Venezuela V República se autoabastezca de grasas comestibles y sus derivados. Poco faltó para que algún diputado diera el pláceme a una intervención en contra de los que alguna eran puestos como ejemplo de eficiencia y de lucha.

No podemos esperar a que a Maduro −al compañero Maduro− se le ocurra decretar la libertad a Julián Conrado, tenemos que arrancar de las manos de un conjunto de actos que rayan en la perversión, tenemos que arrancar por medio de la movilización constante a Conrado de la cárcel, de la crujía, del pabellón, del calabozo donde se encuentra encerrado sin derecho alguno a defenderse.

Ya después de dos años el secuestro contra el cantor parece suficiente y ya la palabra de más de un “genio de la autoridad” raya en lo ridículo y en lo soez. La palabra para defender lo que ocurre parece vulgar y el silencio parece ofensivo y va más allá de lo vulgar.


Protestamos contra la ilegalidad de las acciones de Obama frente a los débiles. Tratemos de no reflejarnos en ese espejo frente a un hombre, que sin conocer las razones de su encierro se mantiene y lo mantienen tras las rejas, y cuya única razón para que se le dé la libertad, es que se aplique la ley.

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