En Venezuela la crítica y la transformación del modelo pedagógico tradicional es un proceso que empieza cuando revisamos nuestra historia, y encontramos a Simón Rodríguez, como unos de los primeros que reflexiona y empieza construir las bases de una educación para la libertad de los hombres y mujeres que constituyeron las primeras naciones independientes de Nuestramérica. Planteando, en sus críticas hacia la educación: “se debe aprender haciendo”. A través, de un proceso de creación de conocimiento que parta de la resolución de problemas en los lugares donde se generan, en las fabricas, en las comunidades, en el campo, y no solo de un proceso intelectual aislado de toda la dinámica social y el desarrollo histórico en la que se encuentran cada hombre y cada mujer.
Actualmente en la educación que recibimos, el profesor transfiere su conocimiento en nosotros/as, como único proceso unilateral para la creación del conocimiento dentro de los salones de clase. El profesor/a mantiene una autoridad simbólica, de la cual, solo depende nuestro conocimiento. Desde las estructuras político-administrativas con las que se gobierna la universidad, los profesores/as son una especie de clase socio-académica que controlan y deciden las políticas generales que se ejercen sobre nuestro proceso educativo. Por esto, vale la pena hacernos una pregunta: ¿Entonces no tenemos derecho a decidir qué tipo de educación queremos, y en base a qué tipo de sociedad queremos crear conocimientos? La un direccionalidad de nuestra educación se nos impone para reproducir los conocimientos de una sociedad que rechazamos y decidimos transformar. El profesor/a debe ser un guía, una herramienta para el estudiante, y no una autoridad académica como lo es actualmente, debe ser un facilitador/ar, generar procesos de conocimiento, desde campos reflexivos que partan desde su papel dentro todo un contexto social y no ajenos a los/las estudiantes. Para poder tener una nueva educación, el libre debate en clase es fundamental para el desarrollo individual de los estudiantes, y así, poder tener una educación libre de dogmas alienantes, y sea en base a las necesidades individuales y colectivas de los estudiantes y la sociedad en general. Los/las estudiantes han comenzado una lucha histórica por su dignificación como personas autogobernadas en sus propios saberes y su proceso educativo, una lucha que no busca la inexistencia de los profesores/ras, sino la transformación de estos en facilitadores/as para generar procesos de conocimientos que partan desde los mismos estudiantes, que puedan abolir las relaciones jerárquicas en los salones de clase.
Otro elemento que forma parte dentro de la educación universitaria, es el problema político de la universidad, lo político como la organización de las estructuras de poder y gobierno. Los profesores/ras se apropian del poder económico-administrativo, académico y político de la universidad al tener el control de los órganos de poder. En la UCV, estos órganos de poder se dividen en un cogobierno (reunión de representantes elegidos de profesores/ras y estudiantes con una gran mayoría profesoral), siendo la máxima instancia el Consejo Universitario, el cual actúa sobre toda la universidad, seguido por el Consejo de Facultad y luego el Consejo de Escuela . Las figuras ejecutivas del gobierno universitario (Rector, Decano y Director) son quienes presiden los respectivos cogobierno. Para elegir al rector se hacen elecciones en las que el voto de un estudiante vale 0.025 y el del profesor/a 1 (destacando que sólo votan los profesores/as titulares y con escalafón, más se le niega este derecho a los profesores/as contratados/as). La justificación de este modelo de gobierno recae en el primer problema que expusimos, el/la profesor/ra como una autoridad en el proceso educativo y no como un guía del estudiante, a partir de la falsa premisa de que el/la profesor/ra es quien posee y monopoliza el conocimiento. Obviamente si éste es una autoridad en el salón de clase, consecuentemente lo es en la universidad en general. Así, nuestros derechos como estudiantes a auto-determinar la forma en que queremos educarnos, a decidir sobre nuestras necesidades dentro de la universidad, se nos son arrancados por una casta pedante en su ilusión de sentirse superior a quienes deberían educar la igualdad como principio básico de una sociedad libre.
Es importante destacar que el papel de los obreros y obreras empleados en la universidad, es muy importante como garante de la educación en términos materiales, es decir ellos y ellas mantienen la estructura física y administrativa de la universidad, por lo que son parte de la comunidad universitaria pero también parte del proceso educativo que debe generar la universidad. Sin embargo no forman parte de la toma de decisiones en el gobierno universitario, no tienen ni representación en el cogobierno, ni la posibilidad de votar para elegir las autoridades de la universidad. El movimiento de los trabajadores y trabajadoras universitarios tiene las mismas necesidades que el estudiantil en la exigencia de un cambio democrático del gobierno universitario, y de hecho actualmente en la UCV están varios pasos más adelante en la lucha.
Lo que debería de ser una universidad pública para la participación plena de todos los sectores del pueblo, es una institución con filtros de ingreso que impiden la democratización de la misma. La UCV antes del uso de la prueba interna como mecanismo de ingreso, las clases populares al ser mayoría en la sociedad en general tenían una representación clara en la universidad, pero a través de la prueba interna se empezó a desarrollar un elitismo que no determina quién es más apto, sino quien tuvo mejores condiciones para desarrollar un nivel de conocimiento en el Bachillerato (siendo obviamente los adolescentes de las clases medias y altas quienes tienen mejores condiciones a través de las escuela privadas y costosas, y la carencia de necesidades materiales que impidan su libre estudio), por otro lado en la prueba interna se diferencian y se clasifican a través de preguntas el origen de clase de los bachilleres que cursen esta prueba. Por todo lo mencionado, creemos que la propagación y generación de conocimiento debe partir en la medida en que se resuelvan los problemas que afecten a la sociedad.
La nueva educación debe tener nueva formas de enseñanzas, que parten desde la transformación de los diseños curriculares, con los que cuentan actualmente las universidades, y específicamente la UCV, los cuales son totalmente ajenos a las necesidades reales que vivimos hoy en día y que todos los días cambia. Deben formularse desde las necesidades reales que tenemos, que nos permitan poner en práctica nuestros conocimientos a través de la resolución de problemas y necesidades de la sociedad. Llevando a la universidad al mundo concreto del trabajo que permitirá el control popular de las universidades. Con esto, la nueva Universidad, superar el esquema de instrumento legitimador de la división social del trabajo, el supuesto elemento de ascenso social. La lucha estudiantil en la UCV y en las universidades en general tiene que confrontar las autoridades ilegítimas, inconsultas en su forma y estructura, y ahora innecesarias para la educación, la forma de conocer la construimos quienes la necesitamos y la universidad la gobierna todos quienes pertenecemos a ella, por eso nos levantamos por un ¡auto-gobierno estudiantil desde las asambleas para una educación libre!, e igualmente por un ¡gobierno con igualdad intergremial (profesores de todos los escalafones, obreros, trabajadores administrativos y estudiantes) para una universidad democrática!
El Profesor no enseña, habilita a aprender. Simón Rodríguez
Desde la lucha estudiantil universitaria, construimos nuestros conocimientos como pueblo que camina al autogobierno popular libre e igualitario.
Colectivo Práxis
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