Por partes, luego de la muerte del Presidente Chávez, pasada la primera fase del quiebre monetario que revela el inmenso desfalco, fuga de divisas, quiebre productivo, inflación inducida que ha supuesto el sistema de control de cambios y el modelo corporativo-burocrático de mando no sólo político sino del espacio económico público desde hace años. La tragedia horrorosa del asesinato del líder indígena Sabino Romero, que revela a su vez lo intacto que se mantiene la condición criminal y corrupta de buena parte de los estamentos políticos, militares y judiciales del Estado. Nos preguntamos de una vez por todas y utilizando las mismas premisas aportadas por el Plan Patria ¿hay decisión desde los espacios organizados del pueblo en lucha, desde los puntos más comprometidos de la dirección de Estado a encaminarnos ahora sí hacia la “pulverización del Estado burgués” (introducción del Plan Patria)?. Punto de decisión y a la vez de voluntad de poder que podría ser en estos momentos determinante en este nuevo Abril que viene con Nicolás Maduro como nuevo Presidente electo y un panorama que o se asume o será el preludio de un híbrido político y una caótica económica que en poco tiempo despedirá el sueño de un gran maestro y dirigente libertario como Chávez o del pueblo del 27 de febrero, sujeto y rebelión primaria de toda esta historia.
Pero antes dejemos en claro una posición recogida desde “otra política”. Hay amplios análisis de las relaciones internas del gobierno, de un movimiento obrero y popular administrado y aún sin rostro propio, de las maniobras de desgaste y conspiración imperialistas, cada quien toma su posición y estrategia en la poligamia de la revolución bolivariana, discrimina los elementos de choque y alianza de arriba a abajo. Ahora, si sólo éste fuese el asunto, muy propio por demás de las izquierdas atrapadas en apenas mirar la dialéctica de las superestruturas del movimientismo político desde arriba, orientadas ideológicamente bajo un esquema muy rígido y en el fondo totalmente falaz de contradicción entre Estado -¿cual?- y capital, Estado e imperialismo, en realidad el asunto sería muy simple: resolvemos entonces la unidad para la defensa ante el enemigo en todos sus lugares y formas y seguimos profundizando y mejorando el avance del proceso revolucionario. Esta podía ser la situación por ejemplo de Cuba en los años sesenta, muy cruda y frontal por un lado pero a la vez sencilla de interpretar y asumir. Aquí y por el interés de no revelar verdades que de todas formas quiérase o no se destapan como es el caso del quiebre monetario, del orden criminal, etc, la cosa es mucho más compleja. En la Venezuela de ahora no hay sólo una revolución en el poder y un entorno interno y externo enemigo, quien lo vea así por el interés que sea se desintegra en el puro maniqueísmo, o quien ve pura “contrarrevolución” ya sea desde el lado de la burguesía o del chavismo, peor aún, es un simple desprecio vanguardista a ese pueblo convertido en una multitud luchadora y creadora. Aquí hay “tres repúblicas” como decimos metafóricamente, cada una de las cuales y en correlaciones de fuerza totalmente desiguales, mueve una realidad simbólica, material y concreta muy propia, desarrollándose y confrontándose con su otro enemigo.
No estamos partidos en dos estamos partidos en tres, por nombrarlas desde la metáfora: una “república liberal-oligárquica” con todas sus características harto descritas, una “república burocrático-corporativa” (no militarista mas sí con amplio poder por parte del estamento militar) que no se quiere reconocer y mucho menos desde el gobierno, y una “república popular y autogobernante” naciente, cuya fuerza por los momentos es la que ordena y orienta el horizonte revolucionario en su utopía conjunta; es nuestra gran victoria, por ahora. Nada más claro en ese sentido que ese testamento crítico y autocrítico que deja Chávez en el último consejo de ministros presidido por él y el “Golpe de Timón” al cual hace alusión. Las tres absorbidas por un sistema de mercado capitalista y una economía de extracción petrolera, las dos primeras chupan y gozan en ella, la tercera se funde y expande en toda la diversidad de la clase trabajadora.
Luego, si no estamos completamente equivocados y el “Golpe de Timón” mas bien nos confirma, el “punto de poder” el comienzo y cierto y real de la “pulverización del Estado burgués”, tiene que tener un objetivo claro en estos momentos que no puede quedarse en generalidades anticapitalistas, antimperialistas y antiburocráticas. Respecto al objetivo concreto consideramos que el punto central se dirige a destrozar las relaciones de complicidad interna y modelos de mando impuestos por esa “república corporativa-burocrática” que se ha hecho en gran parte hegemónica dentro del gobierno, sus esquemas de partido, comunicaciones, etc. Pero sobretodo, en la corrosión que esto ha creado en todos los niveles públicos de servicio y producción, con unos esquemas verticales y mafiosos, de pérdida gigantesca de recursos productivos y de dinero creados por el patronato estatal, de absoluta impunidad, de mecanismos de planificación propios del capitalismo dependiente, un estamento lleno de chequeras que se corrompe y lo corrompe todo, donde es imposible realmente construir ningún orden real de soberanía tecnológica y alimentaria, menos aún con esquemas alternativos y liberadores de producción y distribución. Por culpa de Chávez o a pesar de él, como se quiera ver, pero esto es lo más oscuro que deja la etapa estrictamente “chavista” de esta revolución. Detrás de la increíble devaluación, la inflación, con un barril a más de cien dólares, esta esto. Ese esquema, no es un problema sólo de “quitacolumnas” o “boliburguesías” o simplemente de burocracia, aún existiendo, de hecho cualquiera que entre sin confrontarlo se lo come. Es un modelo de poder, perfecto para una economía monoproductora petrolera, retratado nítidamente en la estrategia de absorción operativa y financiera de una inmensa parte del gobierno dentro del orden corporativo de PDVSA. Es por otra parte una “república” que alimenta y en el fondo le abre las puertas como única alternativa a su desastre a una derecha muy bien instalada en su modelo liberal-oligárquico. Toda la burguesía empezando por los bancos o los oligopolios como la Polar, transnacionales que nada aportan salvo su saqueo y envenenamiento alimentario entre tantos, ganaderos asesinos, ya a estas alturas viven de ella, esperando el momento en que se debilite ella y toda la base social chavista que explota políticamente para dar el zarpazo legal o conspirativo, dependiendo de los ritmos e intensidades de su catástrofe como modelo para un proceso de liberación.
Pero estemos claros, este primer y fundamental objetivo, aún entendiendo que “sólo el pueblo salva al pueblo”, premisa fundamental de “otra política” y si bien a la larga sólo se puede lograr desde la base de un “pueblo en lucha” que explaya su proyecto de “república autogobernante”, afirma el proceso popular constituyente y confronta los enemigos que territorial y nacionalmente va encontrando, por la situación crítica no es suficiente a sí mismo. Ese campo es todavía demasiado débil y confundido dentro del terrible esquema burocrático de cooptación y clientelismo político. Su ritmo y tiempo es otro, pero al mismo tiempo la catástrofe de este modelo puede arrastrarnos a todos y acabar como decíamos con todo el proceso, entrar en el híbrido negociante en el mejor de los casos y despedir un sueño que Chávez supo expandir mundialmente. Aunque no creamos en Estado por razones ideológicas y verificación histórica, obligados estamos fuera y dentro del gobierno, en un movimiento múltiple, a forzar la “pulverización” del modelo corporativo-burocrático con propuestas precisas, cartas de lucha, que tengan como energía propia el movimiento de revuelta popular como la conciencia y la astucia -si no es ilusión nuestra- de cuadros de gobierno que aún son parte de la esperanza y la práctica libertaria y socialista.
Terminamos con una propuesta a nuestro parecer clave y a completar por muchas propuestas mucho más puntuales dirigida a la potenciación de otra política fuera del Estado y a un compromiso obligación casi de sobrevivencia de ellos mismos -nos referimos a los cuadros de gobierno-:
Objetivo: detener explícitamente la hoya inflacionaria, improductiva, burocratizante y empobrecedora del modelo, pero sobretodo a aumentar el poder autogobernante materialmente organizado en este proceso.
Estrategia: potenciar desde abajo las capacidades creadoras del pueblo como de los instrumentos posibles de gobierno el nacimientos de sistemas horizontales de relación productiva entrecruzados que rompan la división social del trabajo y el despotismo burocrático a nivel de la apropiación de servicios y misiones, transmisión de conocimientos (reventar la educación estrictamente de aula), experiencias productivas locales y regionales (incluso dentro de la industria petrolera) el desmonte de la terrible tecnocracia inútil sobre la industria pública, telarañas informáticas que brinden posibilidades de comunicación-información-intercambio a todos el orden comunal y de gestión obrera, sistemas de créditos directos a unidades autogestionarias, unificación de un organismo de importación directa y necesarias desmonopolizando por completo la tenencia del dólar, repolitizar todos los territorios y corredores territoriales básicos a la lucha popular a través del conocimiento profundo de ellos y el diseño estratégico de verdaderas cartas de lucha que nos saque definitivamente de la tutela y chantaje estupidizante y desmovilizador del actual aparato de Estado en todos sus niveles.
Condiciones: obviamente esto pasa por un conjunto de medidas fiscales, de cambio profundo del modelo cambiario y crediticio, de niveles específicos de alianza con sectores medios y pequeños de la burguesía, abrir el sistema público de comunicaciones, reventar los nudos centrales de la corrupción a nivel financiero, militar y corporativo del Estado, socializar todo conocimiento y llamar a una verdadera alianza con cualquier sector libertario del mundo que nos quiera ayudar con su conocimiento y causa a este esfuerzo, expropiación de una vez por todas de los grandes oligopolios como el de la Polar.
“Pulverizar el Estado burgués” es reventar sus actores centrales pero sobre sobretodo relaciones de explotación y corrupción interna que conjugan las bases de toda una cultura de poder que termina naturalizándose y sin darnos cuenta llamándose socialista, patriota, y etc., etc.
...el boquete de la historia sigue abierto, nosotros podemos darle luz aún...y no culpemos más adelante a imperialistas o “quintacolumnas” de su eventual fracaso si no hacemos lo que no nos queda otra salida que hacer... la historia puede ser nuestra… de lo contrario perdería sentido y verdad la despedida fortísima, liberadora y amorosa que millones hemos dado al Presidente Chávez... Venceremos.
Roland Denis
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