“Nosotros, los criollos, debemos entender que quienes están defendiendo el agua que consumimos en esta ciudad son precisamente esos indios, porque mientras esa minería no se explote nosotros podemos consumir agua por la represa de Tulé, por el Diluvio o por el Guasare. Pero si ocurre esa explotación masiva como está planteada en el Plan Patria, definitivamente la ciudad de Maracaibo en 30 años tendrá que ser desalojada porque no habrá agua, por beneficio de unas grandes corporaciones y de un gobierno que lo que hace es vivir del ingreso vía explotación pero que no produce alimentos, carne, huevos, aves, ovejos, chivos, que es lo que producen los compañeros. Y la Universidad debe visualizar esa realidad para ofrecer alternativas que van en la incorporación del pensamiento indígena en la enseñanza y para producir un modelo de sociedad donde todos estemos incluidos.”
Las anteriores son palabras del profesor José quintero Weir, coordinador de la Unidad de Estudios y Culturas Indígenas y profesor titular de la Escuela de Letras de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia. El profesor señala como principal problema de estos conflictos con las comunidades indígenas del país el gran tema de la demarcación de tierras que en un principio había abordado el gobierno nacional.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su capítulo VIII reconoce los derechos de los pueblos indígenas. El profesor Quintero Weir explica que desde la aprobación de la Constitución en el año 1999, el Estado contaba con 2 años para llevar a cabo la demarcación de los territorios indígenas y hasta hoy –en 2013– eso no se ha hecho. "Sólo se entregaron títulos de parcelas y eso es otra cosa distinta a la demarcación", precisa.
Con la experiencia y las vivencias en las comunidades indígenas, el profesor Quintero se pregunta por qué el Estado no ha cumplido con la demarcación de los territorios si ha tenido toda la capacidad financiera para cubrirlo, pues la demarcación implica la expropiación de ciertos espacios que corresponderían a territorios indígenas y por supuesto la indemnización a los expropiados, que lo establece la propia Constitución.
“Uno se pregunta por qué el Gobierno no toma el dinero, le paga las bienhechurías a los hacendados, devuelve el territorio a los indígenas y acaba eso. Si nos vamos al fondo y revisamos el Plan Patria (Programa de la Patria 2013-2019), que es el último programa de gobierno elaborado por el difunto presidente Chávez, en su punto 3, establece el objetivo esencial de convertir a Venezuela en una potencia energética, lo que supone la explotación de todos los recursos mineros y energéticos presentes en todo el territorio nacional”, reflexiona.
Advierte además que esos recursos mineros y energéticos como carbón, bauxita, coltán, petróleo, se encuentran en espacios territoriales indígenas: Sierra de Perijá, Gran Sabana, Amazonia Venezolana. “Estamos hablando de que definitivamente resulta cuesta arriba para el Estado y para el Gobierno dar cumplimiento a una palabra sobre la base de que en el fondo de esos espacios territoriales hay unos recursos que el Estado necesita para mantener su visión de Desarrollo”.
Desde mi punto de vista, el problema es mucho más complejo de lo que pareciera. Incluso va más allá del tema del criminal asesinato de nuestros hermanos indígenas en donde Sabino es uno más, el problema implica determinar quién tiene la potestad de imponer un modelo de desarrollo con la pretensión de convertirnos en un País-Potencia como bien lo plantea el programa de la Patria 20013-2019.
Una vez el comandante Chávez -que supuestamente ahora somos todos- fue muy explicito y definitivo en este particular diciendo que si en algún lugar de nuestra geografía se descubriese una inmensa riqueza energética y eso implicaba modificar nuestros ecosistemas entonces era preferible dejarlo así. Con justa razón nuestro comandante pensaba de ese modo porque el explotarlo bajo esas condiciones es contrario a la vida y al ser contrario a la vida es contrario al proyecto de patria que pretendemos desarrollar.
¿Estamos verdaderamente conscientes de ello?, ¿estamos verdaderamente dispuestos a dar los debates en ese sentido con toda responsabilidad?, desarrollar este proyecto con transnacionales chinas es contrario absolutamente al hecho contemplado en el mismo programa de la patria en cuanto a preservar la vida en el planeta, entonces ¿por qué no se le pregunta al pueblo si está de acuerdo con este proyecto?.
Ocupamos el 99,99% de los espacios públicos en nuestros medios para darle cobertura a un idiota candidato que prefiero ni siquiera nombrarlo para no caer en lo mismo y temas como el arriba mencionado pasan por debajo de la mesa.
¿Cómo puede un modesto maestro como lo soy yo, sensibilizar a nuestro pueblo en cuanto a estas cuestiones que tienen un impacto a futuro y por lo contundente de la realidad y complejidad de la vida moderna no nos deja espacio para reflexionar sobre estos temas?, no se trata -creo yo- de acusar a nadie, se trata de crear conciencia. Pero ¿cómo crear conciencia si cada vez que se toca el tema se levanta un cerco tan poderoso que uno prácticamente queda arando en el mar? En cuanto a la cantidad de personas a las que uno pueda llegar, 5000 visitas es lo máximo a que yo he llegado y con temas verdaderamente frívolos debo reconocerlo, os pido ayuda que es lo único que puedo hacer por ahora, tengo fe en que no todo está perdido y en algún momento tendré, tendremos, porque no soy el único interesado y muy sensibilizado sobre este particular en encontrar algún modo de masificar esta información y dar una discusión nacional, continental y universal sobre el derecho a la vida que tenemos todos incluyendo a los que están por venir, de momento me consuelo con pensar que granito a granito se llena la gallina el buche.
¡Hasta la victoria siempre!
Patricio Silva
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